Es 25 de Mayo en Argentina, estoy en Bariloche, y me acabo de dejar 400 pesos argentinos (unos 25 euros) en una compra de comida básica y sin lujos en un supermercado.

Es 25 de mayo en Argentina  y la lluvia me impide seguir con los planes de caminar por el paseo panorámico de Llao Llao. Ante el panorama lluvioso, decido pasear por la ciudad, para mojarme menos, para visitarla y sentir lo que siente la ciudad en un día tan marcado como es el 25 de mayo en Argentina. Porque creo que los días marcados en el calendario dicen mucho de cómo siente un país, de cómo siente su gente y cómo celebran sus fiestas. Porque hay días que explican mucho de la historia de un país, y el 25 de mayo en Argentina es uno de ellos.

25 DE MAYO EN ARGENTINA

Hoy es 25 de Mayo en Argentina, fecha de revolución contra la "Madre Patria", día en el que en 1810, tras una semana revolucionaria, se asumió la primera Junta de gobierno que, aunque no hablaba de independencia frente a España, dejó de reconocer a la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias. Un primer paso para la independencia que se vería forjada años después; el 9 de julio de 1816. Un día de celebración y de reunión, pero que este año, no se celebra. O, al menos, no todo el mundo celebra. Es 25 de Mayo en Argentina, estoy en Bariloche, y la gente protesta en sus calles. Pero ¿por qué protesta?

No es mi tarea hablar de política, y mucho menos la argentina, pero no se puede hablar de un país sin hablar de su gente, de sus condiciones y, por tanto, de sus políticas. Son ya más de dos meses por este país (sin contar con mis entradas y salidas), moviéndome a dedo, escuchando testimonios y viendo noticias, manifestaciones y protestas. Sintiendo la calle, sufriendo los precios y palpando el ambiente. Estoy viajando por un país donde la política está afectando mucho al día a día del argentino (y también del turista) y donde, después de más de dos meses, puedo confirmar que siento el ambiente caldeado. Dividido. Donde nadie está conforme con lo que ocurre, pero mientras unos confían y respiran, otros protestan y se manifiestan.

Pero ¿qué está pasando en Argentina?

Admito que me costó entender qué estaba pasando en Argentina. Y, admito también, que todavía dudo que lo entienda por completo. Y es que, como suele pasar con la política, cada persona tiene su opinión, diferente a la anterior, y me hablan de mucha historia que, sin duda, desconocía por completo. Todo el mundo opina, todo el mundo comenta y, a mí, me llenaban la cabeza con Perón, con los Kirchner y con el actual Macri. Y yo que cada vez entiendo menos, y desconfío más, no era capaz de entender nada.

LAS ELECCIONES DE 2015

La situación de Argentina cambia en noviembre de 2015 cuando, por primera vez en la historia argentina, es necesaria una segunda vuelta (llamada también balotaje) al no alcanzar ninguno de los partidos un 45% de los votos o un 40% de los votos con una diferencia de 10 votos. En esta segunda vuelta se enfrentan los dos grupos más votados en la primera vuelta, Mauricio Macri (Cambiemos) y Scioli (Frente para la Victoria) y  llega al gobierno Mauricio Macri, con un 51'34% de los votos, mientras que Scioli obtiene el 48'66%.  Un resultado muy ajustado que, sí o sí, y debido a la polarización, generaría controversia.

LO QUE SE SIENTE EN LA CALLE

Sin querer entrar demasiado en temas políticos y económicos que desconozco, generalizaré diciendo que Argentina ha sufrido en estos últimos meses un cambio bastante importante respecto a sus políticas anteriores que es palpable en las calles. Al fin y al cabo, de eso es de lo que quiero hablar yo; de lo que veo, de lo que siento y de lo que oigo.   De la Argentina que estoy conociendo, y de la que me hablan que había (pero no conocí). Y es que para hablar de política y economía, y de cómo sacar el país adelante ya hay otros.

Lo que yo siento en las calles de Argentina es incertidumbre, división e inconformismo. Debate, caldeado, mediatizado y polarizado. El número de despidos aumenta, también los precios en el supermercado que se han puesto a la altura de países como Chile o Uruguay hasta entonces más caros (si no los han superado) así como un aumento marcado de todas las necesidades básicas como el agua, la luz, el gas, la gasolina y el transporte (en algunos de estos casos con aumentos de hasta el 600%).

Al ser el resultado en las urnas un resultado tan igualado, en la calle se sienten también disparidad de opiniones respecto a las medidas tomadas. El descontento es obvio en quienes no los votaron, mientras que entre aquellos que los votaron hay quienes se arrepienten, hay quienes confían ciegamente y hay a quienes no les gustan los cambios pero los consideran necesarios, argumentando corrupción y sedentarismo en el gobierno pasado, así como del pueblo que recibía tantas ayudas que hacía innecesario el trabajar.

Como casi siempre en política, habrá que ver cómo evoluciona la economía, el país y los sueldos. Y todos esos datos macroeconómicos que no todos entendemos. Pero, y de momento, es 25 de mayo en Argentina, hace frío, llueve, y mucha gente protesta. Y mis pesos, según me cuentan, no cunden como lo hacían antes. Por eso mi cesta.