Tulum no es lo que esperaba. Y no, eso no quiere decir que no me gustase, que no lo disfrutase, que no pasase unos días fantásticos. Me gustó, disfruté y me quedé cuatro días allí porque lo pasé muy bien. Se siente relajado, hay muchas cosas para hacer y tiene lugares preciosos en sus alrededores. Sin embargo, Tulum no es lo que esperaba. Y ese es mi problema, claro, por imaginarme cosas que no son. Y no creas, me cuesta escribir este artículo sobre un destino del que todo el mundo me contó cosas maravillosas. Pero quizás fue eso, que pusieron a Tulum en un altar tan alto que, para mí, no llegó. (Ya lo he dicho).

Salí de la estación de autobús y me encontré con un pueblo soleado, polvoriento y seco. Sin rastro de mar, playa ni brisa marina. Y sí, quizás es que esperaba un pueblo a la orilla del mar, de casas bajas, hosteles con hamacas en los que tus pies se hundiesen directamente en la arena. Esperaba un ritmo tranquilo, de cervezas nocturnas a la luz de la hoguera. Y no lo encontré. Me encontré aquellas calles sin sombras, con hosteles y restaurantes de ritmo tranquilo. Los recuerdos me llevaron automáticamente a Pai, a cuánto me gustó aquel pueblo polvoriento tailandés y se sintió confuso uniéndolo a la decepción que esta bienvenida en Tulum me provocaba. Está claro- me dije- Tulum no es lo que esperaba.

Intenté cambiar mi mente e imaginé, que si todo el mundo hablaba de Tulum, sería porque tenía un ritmo diferente, actividades, excursiones de día y unos precios baratos. Lo asemejé a Pai y me repetí que residiría ahí parte de su encanto.

Tampoco funcionó así.

Tulum no es lo que esperaba. Tulum tenía diferentes actividades para hacer: playa, ruinas y cenotes. Unas mañanas activas, tardes relajadas y noches tranquilas, pero nada de ello (a excepción de la playa, y según dónde quisieras meterte...) era gratuito.

Mi interlocutor me hablaba de Tulum- El Tulum de antes, y no la mierda en la que se ha convertido ahora. - Sonaba desilusionado, incluso enfadado.- Yo llegué aquí, hace 30 años, y me enamoré de esa playa. La de los pescadores, y no la paraíso, como la llaman ahora, porque pusieron dinero y plantaron un Beach Club. Acampé allí quince días, y luego otros quince... y más. Eso era pura playa. Pura naturaleza tranquila. Todos compartíamos de todo y, si no llovía, nos duchábamos con agua de coco. Antes los tiraban ¿sabes? Sólo utilizaban lo de afuera... Despues, ya limpitos, nos bañábamos en cualquier cenote. Tulum fue...y ahora no sé lo que es.

Hombre, tiene lo suyo ¿sabes? - seguía hablando, la mirada perdida, la sonrisa nostálgica- los alrededores son bellos. Pero ¿esto? - se rió compungido- ahora todo son Eco, pero la realidad es que a nadie le importa en realidad nada...sólo la plata.

Y me intenté imaginar lo que fue, pero no lo conseguí. Tulum no es lo que esperaba, pero, deseé,  quizás sí lo fue.

Con esta charla en mi cabeza y una bicicleta, pedaleé hasta las ruinas de Tulum. Sólo estaban  a dos kilómetros y había un carril bici que se mantenía en la sombra, haciendo el camino muy cómodo. Las ruinas son pequeñas para tanta gente, cae el sol sin piedad y, si has visto otras ruinas mayas, no son especialmente impresionantes. Sin embargo, fueron mis primeras, me pillaron con ganas y disfruté muchisimo de darme un baño en la playa sabiéndome vigilada por una de las ruinas. Y es que no siempre una tiene la posibilidad de nadar con unas vistas así. Creo que pasé cuatro horas allí, aunque todavía no entiendo haciéndo qué.

Al día siguiente me tocaba la difícil tarea de elegir un cenote que visitar en Tulum. Y sí, digo uno porque los precios son especialmente altos. Está el cenote dos ojos, que apareció recientemente en algún reportaje de National Geographic y, por ello, anda por encima de los 350 (más de 15 euros) pesos. El Grand Cenote que es el que recomiendan en general por su relación calidad precio, pero que anda, también, por encima de los 150 pesos. A decir verdad, y para estar gastando más de lo esperado en México, me parecían precios algo elevados.

¿Sabes qué? Vete a Xcacel, es un lugar hermoso, menos congestionado. Es una reserva marina de tortugas, pagas un donativo y tienes la playa. Además, tambien dentro, tienes un pequeño cenote. Sí, cualquier colectivo dirección Playa del Carmen, unos 30 pesos. Después, ve a este cenote. (Aquí se dio una información confidencial en este punto).  Es gratuito, mucha gente no lo conoce y, aunque es algo pequeño, es probable que lo tengas para ti. 

E ignorando los cenotes mas famosos y hablados, le escuché. Y no me arrepiento. Xcacel ya está más sabido, éramos unos cuantos los turistas y para acceder al cenote ya se habían asignado una especie de turnos. Pero gracias a eso todavía no estaba masificado.

¿El resto?

Fue, simplemente, maravilloso. Un pequeño cenote, muy pequeño, pero en una semi cueva y todo para mí. Y allí me intenté imaginar lo que Tulum fue, y lo conseguí. Ya Tulum no es lo que esperaba, pero todavía quedan rincones que recuerdan lo que fue.  Luego vinieron unos locales en su día libre, y eso fue todo. Perdonadme pero este secreto me lo guardo, porque así me lo pidieron. Si estás por Tulum y lo quieres para ti, sólo tienes que preguntar las preguntas correctas a la gente correcta. Y guardar el secreto.

DÓNDE DORMIR EN TULUM

Tulum está plagado de hostels. En la zona del pueblo están los más baratos, desde 180 pesos. Si vas a la zona hotelera tienes más hoteles, algunos de hasta 1000 euros la noche (¡vaya con el pueblo "hippie"!). Yo me quedé aquí, 200 pesos la noche, nada especial, pero es tranquilo, céntrico, con desayuno y con alquiler de bicicletas gratuito (no muy buenas ¡pero andan!). Tiene alquiler de máscara y snorkel a 40 pesos (mitad de precio que en los cenotes). No llegamos a ponernos de acuerdo, pero, en mi opinión, sale mejor de precio reservando por la página...

DÓNDE COMER EN TULUM

En la calle principal hay varias taquerías con tacos de pastor con muy buenos precios (10 pesos). Si buscas algo más casero, o vegano, a buen precio, te super recomiendo un pequeño restaurante, el tropiC, está en Orion Sur y no tiene la carta ni los precios a la vista, pero consiste en un "menú" de 3 platos por 70 pesos: una sopa del día, a elegir un plato (pasta o arroz con algún vegetal) y un plato principal, puede llevar carne o no (hay para elegir), con el agua del día (agua de piña, de melón...). Como postre te dan cigarro o una alegría, un "dulce" que, bueno... lo metí en la mochila y sólo me lo comí en momentos de hambre.