Una línea discontinua en un mapa enorme de Guatemala hizo que supiese, por primera vez, del trekking a El Mirador. La línea parecía indicar que caminar era la única opción para llegar hasta allí y eso, ya de por sí, me sonaba demasiado bien.

Aunque era la primera vez que tenía indicios sobre el trekking a El Mirador, ese mapa no era el primero que me hablaba de El Mirador. En mi (increíble) visita a Calakmul, en México, Lucas, el hijo del camping donde me hospedaba en Conhuas, me habló de las potencias mayas, de sus guerras de poder y de torres altísimas casi inexploradas. Si visitas Calakmul, no puedes dejar de visitar Tikal y el Mirador. Me remarcaba, además, que aunque por carretera estábamos a (muchas) horas de llegar hasta allí, estábamos muy cerca en línea recta a través de la selva.

Vista desde la torre de Calakmul

Esa información se perdió en algún lugar de mi mente durante mis meses en Bacalar y mi viaje por Belice. Sin embargo, algo en mí se despertó seis meses después al observar ese mapa. Y mi  curiosidad crecía conforme me acercaba a Petén, la región en cuestión, y no escuchaba a nadie hablar sobre él.

LAS RUINAS MAYAS EL MIRADOR

Siendo sinceras, sentía que para no ser ninguna experta, ya había visto muchas ruinas mayas hasta el momento. Las ruinas de Tulum, Cobá, Chichen Itza, Calakmul o Kohunlich. Por supuesto también visitaría Tikal. ¿Merecería entonces la pena visitar El Mirador?

Pues si El Mirador estaba a 40 kilómetros de la última comunidad, la única forma de llegar hasta ella era tras dos días de trekking por la selva de Petén, si eran las mayores ruinas mayas descubiertas, con la piramide más alta de Mesoamérica y las tendría prácticamente para mí, me dije que sí. Hacer el trekking a El Mirador debía de merecer mucho la pena, y me decidí a hacerlo.

(Pequeño spoiler: mereció la pena)

EN QUÉ CONSISTE EL TREKKING A EL MIRADOR

El trekking a El Mirador consistía en 5 días de trekking, dos para llegar, uno para visitar las ruinas, y otros dos para volver. Caminaríamos un total de unos 100 kilómetros por la selva con la posibilidad de encontrar animales (existía la pequeña posibilidad de observar jaguares o pumas) y, en el camino, descubriríamos dos ciudades mayas más: El Tintal, donde acamparíamos la primera y la última noche y las ruinas de La Muerta. Una vez en El Mirador, pasaríamos dos noches allí, una descansando los 23 kilómetros recién caminados y otra después de visitar las ruinas e ir, al atardecer, hasta la Danta, la pirámide más alta de Mesoamérica.

No tenía ninguna duda más. Cambié un poco mi itinerario de viaje para adaptarme a una de las salidas  y me apunté a la aventura. Ahora, y viendo el clima de los últimos días, sólo me quedaba cruzar los dedos para que no me lloviese demasiado.

EL TREKKING A EL MIRADOR

A las 5 de la mañana me encontré en Flores con el grupo con el que compartiría mi trekking a El Mirador y, medio dormidos, en una furgoneta recorrimos en tres horas los 87 kilómetros que nos separaban de Carmelita.

Carmelita nos recibió con tranquilidad, sonrisas y con un desayuno típico chapin  a base de huevos, frijoles, plátano frito y tortillas.  Con la energía que da un desayuno guatemalteco, y tras conocer a Antonio, Sofía y Wilberto, quienes serían nuestro guía, cocinera y arriero respectivamente,  ya podíamos comenzar el trekking a El Mirador.

El trekking a El Mirador se lleva a cabo por una senda bastante amplia, el recorrido es (en su mayor parte) llano y bajo árboles que ofrecen sombra continua. A pesar de ser llamada continuamente selva, se tiene generalmente la sensación de caminar por un bosque en el que predominan el chechén negro, el chacá o la ceiba. La humedad se hace palpable en el sudor, pero es un trekking bastante sencillo y amable, por lo que los 17 kilómetros del primer día, así como los 23 del segundo, se hicieron con facilidad regados con informaciones que nos proporcionaba Antonio a cada rato, con charlas y pequeñas sorpresas ofrecidas por algún animal con los que nos cruzábamos, así como las pausas en las que picábamos algo que el equipo nos ofrecía.

LLEGAR A EL MIRADOR

En El Mirador, así como en El Tintal y en La Muerta, te invade una sensación de recogimiento debido a la exclusividad. Es curioso, pero saber que no mucha gente tiene el privilegio y el placer de poder recorrer esos caminos y ruinas que visitas, te llenan de agradecimiento.

Simbología maya: Águila comiendo a jaguar que comía una serpiente. 

Escalar la torre más alta de El Tintal al atardecer, entrar en el interior de unas ruinas en la Muerta (algo que yo todavía no había tenido la oportunidad) o pasear por la gran ciudad de El Mirador, todavía en continuo estudio, mientras compartes espacio (y charlas) con la arqueóloga y el director encargados de las ruinas me hicieron sentir una privilegiada.

Recorrer las ruinas de El Mirador es recorrer algo casi intacto, casi por descubrir. Es destapar un poquito de historia oculta por años de lluvias, flora y fauna. Es palpar edificos de más de 2500 años de antigüedad antes de que el Gran Turismo abra los caminos.  Es utilizar tu imaginación para comprender que allí donde estás es sólo la mitad de una torre y que el resto se encuentra bajo tus pies, entender que La Danta es tan grande como toda la Plaza Central de Tikal.

Llegar en un trekking a El Mirador es ascender a la pirámide más alta de Mesoamérica y tener una vista de 360° de la Reserva de la Biosfera Maya, poder observar Tikal en días despejados e incluso Calakmul (aunque yo no tuve esa suerte con tanta nube...).

CUÁNDO HACER EL TREKKING A EL MIRADOR

A pesar de ser época de lluvias, tuve muchísima suerte con la lluvia. Todos los días cayeron algunas gotas, pero únicamente la última tarde llovió muchísimo. Por suerte, nosotras ya estábamos en el campamento. Como llovió tanto, al día siguiente los caminos estaban muy embarrados dificultando, y haciendo más pesado, el recorrido. Con lluvias diarias, puede ser algo más duro o engorroso, pero puede hacerse, sobre todo teniendo en cuenta que suele llover a las tardes.

Particularmente, me encantó la experiencia de charlar con las arqueólogas y verlas trabajar. Si te decides hacer el trekking a El Mirador, yo me interesaría por intentar ir en la época en la que se encuentran trabajando.

INFORMACIÓN BÁSICA SOBRE  EL TREKKING A EL MIRADOR

Yo realicé el trekking a El Mirador con la Cooperativa Carmelita. En principio, y según informan los carteles en la entrada del parque, son los únicos que pueden realizar este tipo de expedición aunque otras agencias también venden el mismo tour.  Contratando con esta compañía apoyas un turismo sostenible y colaboras con la comunidad de Carmelita, que se entrega en ofrecerte la mejor experiencia.

Los campamentos son fijos y el arriero y las mulas se encargan de llevar tu equipaje así como la comida y el agua para los cinco días. La verdad es que me sorprendió la logística: Es un camping bastante cómodo, con sábanas, colchones y mantas y no sé como lo hizo Sofía, pero la comida fue, probablemente, de la mejor que he tenido en todo mi viaje por Guatemala.

¿PUEDE HACERSE EL TREKKING A EL MIRADOR SIN UN TOUR ORGANIZADO?

Sinceramente creo que no. Y no sólo porque en la entrada diga que necesitas un guía (ya sabemos que muchas veces eso no nos importa...), creo que el principal problema para hacer el trekking a El Mirador sin tour organizado es que además de la comida para cinco días, deberías cargar el agua para cinco días. No hay ni un lugar del que tomar agua (ni siquiera con pastillas potabilizadoras), o, al menos yo, no lo vi.  Tampoco hay ni un cartel indicativo, aunque podría llegar a seguirse con un track de un gps, por las marcas de las mulas o con algo de sentido común, pero las lluvias podrían confundirte bastante. Yo, la verdad, no me lanzaría a hacerlo sola.

Sin duda, hacer el trekking a El Mirador es hacer un trekking a la historia y al pasado. Es introducirse en el interior del Petén y disfrutar de un lugar único en una exclusividad difícil de conseguir hoy en día.