- ¿Qué has hecho dos semanas enteras en Belice?

Es la pregunta clave cuando llego a un lugar. Especifico que han sido dos semanas y media y, parece ser,  poca gente lo entiende. Que visto Guatemala y el caribe mexicano, pocas razones hay para viajar a Belice.

Belice es el país que no amaban los mochileros. Aquel en el que apenas paran, porque es caro, porque no hay nada, porque tiene una vibra rara.

Y, sin embargo, yo lo disfruté. Lo disfruté mucho.

¿MERECE LA PENA VIAJAR A BELICE?

Preguntar si merece la pena viajar a Belice debería estar prohibido. De hecho, creo que nunca se debería preguntar si merece la pena, o no, viajar a un lugar. Porque un país es las experiencias que vives, la gente que conoces, las cosas que piensas y lo que te ocurre. Hay destinos alabados que no nos significan nada y sin embargo otros que nos marcan para siempre.

Pero, seamos sinceras, la pregunta siempre está. Las dudas cuando se mira con una planificación, un tiempo y un presupuesto. Y que tire la primera piedra... quien no se cuestione si merece la pena o no visitar un país y, seamos más sinceras, después de todo lo oído, especialmente con Belice.

Entonces ¿merece la pena viajar a Belice?

Pues, como siempre, todo depende.

RAZONES POR LAS QUE MERECE LA PENA VIAJAR A BELICE

Belice es diferente. Al menos, diferente al caribe mexicano y diferente a Guatemala. Es una pena porque me falta información respecto al resto de países centroamericanos y hablo de oídas cuando digo que es diferente al resto de países de Latinoamérica. Sin embargo, tengo la intensa sensación de que es así.

Nunca había visto un país como Belice y, aunque sólo sea por eso, merece la pena viajar a Belice.

Las culturas se mezclan de una forma extraña y bonita en Belice. En un mismo autobús, es de lo más común encontrar todos los rasgos físicos posibles; beliceños, menonitas, garífunas, indios, chinos, mayas y, por supuesto, un par de gringos al fondo cargando sus enormes mochilas. En ese mismo autobús, se mezcla el español, el maya, el criollo y el inglés de forma que no podrás entender (independientemente del idioma que estés intentando hablar, porque te contestarán en el contrario. Todavía no llegué a descubrir porqué.) Pero, sorprendentemente, ellos se entienden en todos.

Merece la pena viajar a Belice por ver lo que es un domingo fantasma. Sentir en tus carnes lo que es que una ciudad entera cierre y no haya, ni siquiera, servicio de autobús. (Esto no es así en todo el país, pero fue mi bienvenida a Belice, cuando llegué Orange Walk, y me quedé allí "atascada").

O saber lo que es una capital que no es una capital, porque Belmopan asumió el cargo en 1970 después de que un huracán azotase a Belice city. La capital es la tercera ciudad más grande del país con unos 20.000 habitantes. Y sí, eso es raro. Como raro es que la reina de inglaterra todavía aparezca en sus billetes.

Merece la pena viajar a Belice si todavía quieres conocer playas paradisíacas donde todavía no hay (casi) turistas. Puedo afirmar que era la única turista cuando llegué a Sarteneja, con esas aguas de un azul intenso, el único punto sin sargazo que he visitado y su suelo lodoso. Tomarme una cerveza con dos locales en su único bar abierto y hablar con los dependientes en cada tienda (con esa mezcla de idiomas que me hacía sentir tan novata). Sentirme recibida por un grupo de niños en su "playa" (no era realmente una playa), cargarlos en brazos, jugar con ellos, hacer el pino, saberme sus nombres.

Así también es la playa de Hopkins, ésta sí con algo de sargazo pero nada comparado al Caribe mexicano. Kilómetros de playa a compartir  con pocos turistas y otros tantos locales de ritmo tranquilo que, en tres días, se convierten en amigos que te paran por la calle y te invitan a sus fiestas garífunas. Porque si algo de especial tiene la costa sur de Belice es su cultura garífuna, sus ritmos a son de tambor y bailes de cadera en los que apenas se mueven los pies y la parte superior del cuerpo se mantiene inmóvil. Y lo fácil que parece hasta que lo intentas y te sientes arrítmica, como un tronco que no puede moverse con el viento.

Il dolce far niente. El dulce placer de no hacer nada más que tirarte en una hamaca, en tu cama, en la playa. Porque no hay mucho para hacer que sea mejor que eso, pero es el mejor lugar para ello.

Merece la pena viajar a Belice desde el momento que existe la, a veces pequeña, posibilidad de bucear con manatíes. Y yo la tuve. Esa experiencia se quedará para siempre grabada en mi retina.

Merece la pena viajar a Belice porque cada persona que te encuentras, te cuenta una realidad diferente, pero tan parecida. Porque son silenciosos menos cuando se ríen o cuando debaten, sobre todo en estas fechas en las que tanto se debate por el sí o por el no de llevar la posible anexión a Guatemala a las cortes internacionales (y que todo indica que saldrá el no). Porque ponen tanta pasión en su patriotismo que es difícil arrebatarles la palabra. Por su tranquilidad y cómo te tratan, cercanos pero distantes, siempre respetuosos. Porque está bien sentir, de vez en cuando, que del turista no es todo billete lo que pueden sacar (si te alejas de Cayo San Pedro o de Caulker, claro está).

Por la belleza beliceña, seamos sinceras.

RAZONES POR LAS QUE NO MERECE LA PENA VIAJAR A BELICE

No merece la pena viajar a Belice si lo que buscas son maravillas naturales o lugares imperdibles. Porque Belice no tiene volcanes, ni aguas tan azules, ni cenotes ni desiertos. No tiene lugares que te dejen sin aliento.

No merece la pena viajar a Belice si tienes los días contados. Es probable que tu sensación sea la decepción. Porque el justo placer del país es no tener prisa, moverse despacio, entender ese "flow".

No merece la pena viajar a Belice si buscas un turismo barato. La realidad es que Belice no es tan caro, si vives como un beliceño. El transporte es barato y comprar y cocinar resulta, diría yo, más barato que en México. Sin embargo, comer fuera es para turistas y, por tanto, algo caro. Eso sí, puedes comerte un pescado completo con arroz y frijol por 4 euros y eso ni en Guatemala ni en México.

Belice es (muy) caro para los atractivos turísticos que tiene, que, como digo, no son increíblemente especiales y son prácticamente imposibles de realizar por libre. Siempre tendrás que pagar por un tour que te resultará muy caro. De poco sirve tener el Blue Hole si bucear allí te cuesta 300 dólares que no puedes (o no quieres) pagar.

Por eso entiendo ese sentimiento "mochilero" de quien viene recorriendo y le queda poco presupuesto. De quien ya ha visto mucho y poco le sorprende. A mí me encontró saliendo de Bacalar, donde había trabajado, y me encontró relajada económica y mentalmente, con muchas ganas de descubrir algo diferente.

Así que si merece la pena viajar a Belice o no, será algo que, como siempre, tendrás que decidir tú pensando en lo que quieras encontrarte.