ppp

Viajo a casa. Vuelvo a casa.

En una semana viajo vuelvo a casa. 

Si todo fuese como lo planeado, ahora debería estar dirección Brasil, a lomos de un camión, dando conversación al camionero de turno, cebándole un mate o pensando ya cómo y dónde pasar la noche.

 

Sin embargo, sigo en Buenos Aires.

 

Y sigo en Buenos Aires porque no he tenido la fuerza de marcharme. O la decisión. Quizás no he tenido las ganas. Quizás haya sido pereza. O todo a la vez. Lo que sí sé es que últimamente me cuesta tomar decisiones, dar pasos hacia adelante y emocionarme con la idea de continuar el viaje.

No te queda nada, me digo. Un último empujón. Te acordarás de estos días cuando estés en España y te sumerjas en la rutina. Disfrútalo.

viajar-a-casa

Sin embargo, hace ya un tiempo que me pasa.

Supongo que hace unos días que ya me siento viajar a casa. Volver a casa.

Hace días que no saco fotos, que no me esfuerzo por conocer sitios nuevos, ni me entusiasmo por hacer cosas diferentes. Hace días que no duermo bien.

Mi cabeza está aquí, y tan allá.

Hace algunos días que lloro sin motivo. Te diría que sola, pero también lloro delante de gente. Hace unos días que amo, que quiero y que me despido. Que me despido continuamente.

Estoy en Argentina y, sin embargo, hace días que disfruto de las cosas cotidianas. De esas que haces  en casa, cuando no tienes nada que hacer. Cuando no tienes prisa ni nada que ver. Esas para las que aprovechas un domingo de lluvia, una tarde cualquiera o un día nada extraordinario. Hace días que la ducha caliente se ha convertido en mi mejor momento, y sentarme frente al teclado y salir al parque en mi mayor entretenimiento. Disfruto con la calma de ver unos vídeos en Youtube, leer un libro nuevo y cebarme mate en una terraza. Me entretengo con la tranquilidad de remendar mi ropa, consciente de que es ropa que no volveré a ponerme. Como si remendase, también, un corazón con hasta prontos.

Será que he dejado de viajar y comienzo a volver.

sepan-que-soy-yo

Me gustó la idea de Yoko Ono, un teléfono al que sólo llamar tú

Vuelvo a casa, me repito como un mantra. Y comienzo a llorar.

Otra vez.

 

Me siento necesitar un buen abrazo a mis sobrinos, una partida de parchís con mis abuelas y una cena a las nueve (y bien puntual) con mis padres. Charlar con mi hermana, mirar un mapa con mi hermano y vaciar algunos vasos de pipas y cervezas con mis amigas. Tirarme en mi cama, en un sofá que siento como propio y teclear un ordenador que conozco a fondo. No hacer nada, y no sentir cargo de conciencia por ello. Reordenar imágenes, recordar historias y asimilar experiencias.

vuelvo a-casa

Esta tristeza me pilla novata. Nunca antes me había pasado. No así, al menos. Pero nunca antes había estado tanto tiempo lejos de casa. Nunca había viajado durante tanto tiempo. Y se me está haciendo duro.

Estoy triste, me digo. Y no sé muy bien porqué. (Me sonrío. Al menos lloro, y ya no me enfado. Algo hemos aprendido en todo este tiempo.) 

Será que me cuesta decir adiós a todo lo que he ido construyendo. Será que estoy confundida. Que soy inconformista, que lo quiero todo, y me da miedo sentirme sin nada.

Será que necesito que me llegue ese amor por osmósis tan característico del hogar. Ese que no se fuerza, que no se pide, y ni siquiera se da, pero se siente. Que te llena por dentro y lo sabes tuyo. Ese que no te inquieta, que no se mendiga ni se pelea, que no se mide cuando se da, ni se cuenta cuando se recibe. Ese amor que no temes perder porque sabes que es algo innato, natural y eterno.

Y vuelvo a casa, me digo.  Ya vuelvo.

¿QUIERES ESTAR AL DÍA DE TODO? ¡SUSCRÍBETE!

Suscríbete ahora al blog

2017-01-24T22:18:04+01:00

About the Author:

¡Hola! Soy Patricia. Viajo sola desde 2014, cuando cargando mil miedos en mi mochila dejé mi trabajo en una farmacéutica y me marché al Sudeste asiático sin billete de vuelta. Ya he recorrido sola 4 continentes. Enamorada de viajar sola, lento y a dedo, y luchando por sentirme cada vez más libre, ahora me dedico a animar a otras mujeres a hacer lo mismo siendo cabeza y manos del blog Dejarlo Todo e Irse.

3 Comments

  1. Edu at 12:24 - Reply

    Hola Patricia, yo estuve 13 meses viajando por Asia y es inevitable que te sientas como describes. Ahora ya hace un año que he vuelto y espero marcharme de nuevo en 3 meses. La vida muchas veces son cíclos que se repiten, así que no te fustigues y sencillamente disfruta del viaje, estés donde estés, sobretodo si éste es interior. Viajar te cambia la vida. Mucha energía!

    • Patricia at 20:07 - Reply

      Gracias por tus palabras Edu. HAce ya un mes y medio que volví a casa. Me siento contenta con la decisión. Aprendí a no fustigarme, a aceptar los ciclos y a hacer lo que realmente quiero hacer. En eso consiste este viaje interior que llevamos los que viajamos ¿no? A veces cuesta, a veces nos cuesta entendernos, pero si volver te hace feliz, no puede ser una mala opción. Eso sí, seguro vuelvo a coger la mochila (y creo...que más pronto que tarde :D) Un abrazo y gracias por dedicar el tiempo para comentar.

  2. Solange at 21:09 - Reply

    Hola Patricia! Buscando en google alguna señal que me diga cuando tomar la decision de no desperdiciar mas mi tiempo, me encontre con tu blog. En marzo viaje por tu pais mi primer viaje sola.(Yo soy de Buenos Aires) fue una experiencia incredible, pero aun asi me senti tal cual asi como lo describis vos, me senti una inconformista me dije muchas cosas malas. pero despues pare y me propuse respetar como me sentia y se me fue pasando con los dias.
    Espero que vos tambien hayas logrado revertir ese estado tan raro! Ya un dia me terminar de decidir y dejare todo para ir!

    Saludos!!

Si tienes algo que comentar... aquí tienes tu espacio

¡Suscríbete!

    Correo electrónico

    Recibirás un email en tu correo para confirmar la suscripción, si no lo recibes quizás esté en tu carpeta de Promociónes (de Gmail) o en SPAM :/ (¡Sácalo de ahí!)

    ×
    Share This
    A %d blogueros les gusta esto: