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¡Estoy sola en Tánger!

Como sabéis, llegué a Tánger con muchas dudas y algo de susto. Viajar a Marruecos sola me daba algo de vértigo y Tánger no era, precisamente, la ciudad con mejor fama del país.

No es especialmente bonita, hay muchos robos y es bastante peligrosa. Pero bueno, lo que tiene es que de allí puedes irte a Chefchaouen - Me dijo más de una persona.

A pesar de todo decidí darle una oportunidad a Tánger, al fin y al cabo, el vuelo más barato me llevaba hasta allí y conocer algo tan cercano y tan diferente sonaba muy tentador. Si no me gustaba lo decidiría yo misma y si me sobraba algún día de los que reservé en el hostal Meltingpot (que, por cierto, recomiendo muchísimo) me escaparía alguna ciudad cercana como Tetúan, Ceuta o Arcila.

 

llegada aeropuerto Tánger

Esa cara es por el sol que me venía de frente (80%, el otro 20% es por el susto de estar sola en Tánger...)

En el momento que el taxi compartido desde el aeropuerto llegó a la plaza 9 de abril y me separé de mis breves compañeros de viaje, fui consciente de dónde estaba y de que, ahora sí, estaba sola.

¡Estaba sola en Tanger!

Las indicaciones que el hostel me había dado para llegar hasta allí poco me servían desde aquella plaza, pero es que no hay autobuses desde el aeropuerto de Tánger a la ciudad, y viajar sola en taxi hubiese sido 5 veces más caro. Lo que en el momento pensé como la opción más lógica y económica, se planteaba ahora una tontería que haría sentirme perdida desde el principio.

Y así estaba.

Seguí las direcciones del simpático taxista en vano, para subir una calle, cargada con la mochila (prejuicios  y miedos), y no encontrar ni rastro del hotel que mi hostel me había dado como referencia. Me sentía observada, chiflada y cada dos segundos alguien dedicaba algo de su tiempo para dirigirme palabras en árabe, francés, inglés o español. Invitaciones a todo tipo de comida, bebida y algunos "bonita, bella ¿dónde vas? ¿española? ¿francesa?".

Haciendo como que no comprendía ninguno de los cuatro idiomas ignoraba las frases pero, sin duda, me incomodaban. ¿En qué momento me pareció buena idea estar sola en Tánger? Por eso de no parecer perdida, me hacía la que sabía a dónde iba, pero no tenía ni la más remota idea. Al final, decidí que era un buen momento para responder a unas de esas llamadas, y tras intentarlo con una señora que me sonrió pero no me dio bola, lo intenté con un camarero que me guiaba sonriente al interior de su cafetería. Pretendió dejar su trabajo cuando se dio cuenta de que la incauta española caminaba en dirección contraria a la deseada y, ante mi negativa, agarró a un chaval que salía de allí para decirle a dónde debía llevarme. Me fié, qué iba a hacer si no a estas alturas.

Entre puestos de verdura, frutos secos y dátiles me guió el chico al que le habían metido en una emboscada. Ni el español, ni el inglés ni el francés nos sirvieron de ayuda y sin comunicarnos pero con una fe ciega que caracteriza a quien no puede perder nada, seguí al muchacho por unas calles que se convertían en callejones. Un laberinto, imposible situarse. Sonriendo contento me señaló la puerta del hostel donde más de 7 chicos sentados en la entrada  esperaban a todos los que llegaban. Sin insistir demasiado, como quien sabe que no era un trabajo sino un recado, me pidió unos dirhams y se marchó sonriente.

Llegar al hostal fue respirar.

welcome to tanger

Bienvenida en el Meltingpot Hostel

Dejé la mochila, lo que viajando se siente como toda una vida, y con ánimo y algunos consejos salí a pasearme. Empezaría por el puerto y la playa, dos lugares abiertos, gente y menos medina. Quería un día suave, tranquilo. Vamos, una experiencia para que al día siguiente me apeteciese, seguro, salir a la calle.

- ¿We are you going? ¿A dónde vas? ¿Necesitas ayuda? ¿español? ¿inglés? ¿francés?

Fue la respuesta a mi salir por la puerta. Caminé decidida para darme cuenta, o creer darme cuenta, que, de nuevo, estaba confundida. Perdida. Volví sobre mis pasos.

- ¿Qué buscas? ¿A dónde vas? ¿A dónde quieres ir? - y es que llegados a este punto ya habían dado por hecho que era española (¿quizás por lo cabezona?)

- Lo único que quiero es encontrarme... Después estoy muy bien sola.

- ¿Al puerto? ¿To the port? Izquierda y derecha, luego de nuevo derecha. ¿ necesitas ayuda? ¿quizás compañía?

Los dejé ahí, negándome a ser acompañada, dar unos euros y ser conducida, sin saberlo, y en cualquier momento, a la tienda de su amigo donde venderme cualquier elemento.

Paseé hacia la derecha, convencida (no sé por qué) de que la playa y el puerto estaban hacia aquel lado. Por supuesto, y como me pasaría muchas veces, estaba equivocada.

Después sabría que había caminado por el paseo Mercala, un paseo muy concurrido justamente los domingos, día al que estábamos. A pesar de la equivocación, era bonito, tranquilo, la gente paseaba, pescaba o estaba sentada, charlaba. El paisaje me evocaba al sur de España pero rodeado de una cultura muy diferente. Era un salto en el tiempo, como a otro mundo, uno paralelo, tan igual, pero tan diferente. Me sentía observada. Mujeres y hombres parecían sorprenderse, aunque quizás era mi mente. Algunos giraban la cabeza, silbaban, un "ts, ts" continuo en mi espalda. Alguna mujer sonreía.

sola en tanger

Me sentía tan rara, tan incómoda. Algo asustada. Otras tan bien, como en casa.

Eso sí, un sol en la cara, un viento cómodo y una tranquilidad extraña. Caminé sobre mis pasos volviendo hacia la playa. Jugaban al fútbol, paseaban o charlaban sentados. Me senté a descansar, a disfrutar de las vistas en una agradable soledad. O eso pensaba. Y es que sin querer, lo prometo, hice contacto visual directo con un chico que, sin dudarlo, aprovechó mi despiste. Comenzamos una conversación sin futuro, a dos idiomas, pero en realidad a ninguno. Allí me enseñó su móvil donde escribió basado en un traductor si podía sentarse conmigo. Yo, sin querer decir que no, pero queriendo decir que no, le dije que ya me marchaba, que hacía frío y estaba cansada. Me siguió pidiéndome el móvil, le dije que no. Tres veces, y el tío seguía. Le ignoré. No funcionó. Le dije adiós. Tampoco. A la tercera le dije en francés, seria, y con un poco de mal humor que Basta, te he dicho 3 veces que no. Y girando mi cabeza, mirando al frente, él me dijo adiós. Tres veces.

Volví al hostel algo abrumada. Con ganas de descansar y esperar a mañana. Allí encontré un grupo de viajeras, donde intercambiamos experiencias. No harán nada, pero son unos pesados. El truco es saber decir que no, sin ser educada.

Y Abdú, un tangerino que trabaja en el hostel dictaminó:

- Marruecos enseña a decir que no. Pueden ser algo insistentes y hay que ser clara. - decía mientras escribía tres frases cortas en un pequeño papel.

- ¿Pero no son algo fuertes?

- Bueno, eso ya depende.

Y me fui a dormir. Estoy sola en Tánger, todo es algo distinto. Pero qué bien se está, Tánger tiene algo que todavía no se expresar.

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2017-02-07T20:18:52+01:00

About the Author:

¡Hola! Soy Patricia. Viajo sola desde 2014, cuando cargando mil miedos en mi mochila dejé mi trabajo en una farmacéutica y me marché al Sudeste asiático sin billete de vuelta. Ya he recorrido sola 4 continentes. Enamorada de viajar sola, lento y a dedo, y luchando por sentirme cada vez más libre, ahora me dedico a animar a otras mujeres a hacer lo mismo siendo cabeza y manos del blog Dejarlo Todo e Irse.

7 Comments

  1. Noelia at 17:23 - Reply

    buenas, viajo a Marruecos tanger específicamentee con 2 amigas y su madre son de ahí y la verda cuando me invitaron dije de inmediato que si pero conforme fui contándolo a la gente me fue entrando me han dicho auténticas barbaridades desde un simple robo a un secuestro o que la familia de mi amiga me invita para venderme o algo de terrorismo, secuestro etc etc me voy el miércoles estoy a momentos muy ilusionada y a otros muy asustada necesito alguien que si aya estado ahí y me de tranquilidad pd todos los que me asustan ninguno han estado ahi, gracias

  2. Isabel at 04:12 - Reply

    Me encantan tus posts! concuerdo con lo que comentó Juan David Ramirez Arroyave 😀 😀 estoy segura que sera otra gran experiencia para ti ^_^ . Yo voy a viajar a Túnez ( Hammamet) en mayo así que ando entusiasmada y con miedito ya que sera mi primer viaje sola. Aun tengo que pasar por el huracán de mis padres para contarles pero bueno se que sera duro ( aunque tenga 25 años jaja). Disfruta mucho y aquí estaremos a la espera de más noticias <3 cuidate!!

    • Patricia at 11:12 - Reply

      Hola Isabel! gracias por tus palabras! Marruecos fue toda una experiencia para mí! Espero que lo pases genial en Túnez, que seguro que sí. En breve publico sobre las características de viajar sola a Marruecos, así que anda atenta que supongo que será algo parecido en Túnez. ¿Y lo de tus padres? Les costará al principio, pero cuando vean la sonrisa en tu cara... te apoyarán! Fuera miedos! Un abrazo!

  3. Juan David Ramirez Arroyave at 18:44 - Reply

    La verdad es que viajas sola en lo físico, muchos te acompañamos de corazón y deseando estar viviendo esas aventuras contigo. Siempre hay espacio para ti en la buena energia de los que leemos este blog, vemos las fotos en face y esperamos con ansias el sigueinte post.

    • Patricia at 21:02 - Reply

      Ohhhh Juan David <3 Ojalá (aquí se han sonreído más de una vez con la expresión ya que significa "si Alá quisiera") pudiera trasmitiros todas las sensaciones y momentos. Me siento muy acompañada con un comentario así. Muchas gracias!!!! El próximo post viene pronto (y creo que es muy bonito jajajja) Un abrazo!

  4. Andrés Duro at 22:57 - Reply

    Hola Patri. Lamento que estén siendo tan pesados, pero estoy seguro que a medida que te acerques al rural eso cambiará. Y tranquila, que el 95% de esos "ts-ts" son para ofrecerte hachís (o el 100%). Creo que el amigo Abdul te ha dado buenas armas! Y pesados serán, pero están "en red", en red humana quiero decir, y eso conlleva que resolverán cualquier problema que tengas (caigan o no unos dirhams) y que tienes decenas de guardaespaldas gratis en todo momento, simplemente por estar ahí. Disfruta!!

    • Patricia at 09:52 - Reply

      Sí Andrés! Son pesados, pero muy llevable en realidad. ¡Eso fueron sólo los primeros momentos! Jejeje Lo llevo muy bien, he conocido gente en el hostel que me están enseñando rincones maravillosos y estoy cayendo prendada por esta ciudad...Iré contando!

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