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Alrededores de Tánger: visitando Assilah y Tetuán

Si Tánger me sorprendió, y me pregunté qué es lo que tiene, los alrededores de Tánger me parecieron imperdibles. No había escuchado hablar de Assilah hasta que llegué a Tánger (eso sí, una vez allí no dejé de escucharlo). Con Tetuán me pasó como con Tánger. ¿A Tetuán? ¿seguro? No tiene nada, y es peligroso, mejor vete a Chefchaouen. 

Ambos pueblecitos están en los alrededores de Tánger, como a una hora, es fácil llegar y volver en el día, como hice con Assilah, pero puede que te interese quedarte. A mí, particularmente, me penó un poco marcharme en el día. Con Tetúan te digo lo mismo, yo me quedé y no me arrepiento, es más, probablemente haya sido una de las experiencias más bellas y bizarras al mismo tiempo. (Sigue leyendo que te cuento).

assilah

LLEGAR A LOS ALREDEDORES DE TÁNGER

Llegar a los alrededores de Tánger, tanto a Assilah como a Tetuán es muy sencillo. Sólo tienes que ir a la estación de autobuses, que está en el centro de Tánger (fuera de la medina) y buscar allí tu autobús correspondiente. Hay a menudo. Si quieres ser más rápida, a Assilah hay una especie de taxis compartidos que salen cuando se llenan (justo al lado de la estación), cuestan 20 dirhams y son un poco más rápidos (también un poco más caros que el autobús normal).

 

 

Sé que existe un autobús urbano que hace el recorrido, si recuerdo bien es el número 12 y cuesta 7 dirhams, pero no sale desde la estación. Lo sé porque volví en ese... y si no hubiera vuelto con compañía local no hubiese sabido encontrarme. Si mi orientación no falla, consiste en seguir recto desde la estación de autobuses en dirección contraria a la playa (pero es probable que falle, así que intenta enterarte).

 ASSILAH: UN PUEBLO PESQUERO CARISMÁTICO

Me gusta no saber ni esperarme nada de un lugar, porque siempre me sorprende. La mayor parte de las veces para bien y es que sin expectativas, nada puede decepcionarte demasiado.

assilah alrededores de Tánger

Assilah me sorprendió muchísimo, y bien. Una pequeña y cuidada medina, de paredes blancas y azules, el mar bordeándola y el sonido de las gaviotas. Es bastante turística, con tiendecitas y alguna que otra persona intentando guiarte (y no, no es nada necesario), pero conserva el encanto. "Sin darme cuenta" me senté en un pequeño mirador hacia el mar y me puse a escribir, pasaban muchas personas, también el tiempo, y cuando me quise ir, pregunté a dos chicas sentadas a mi lado por un lugar donde comer pescado (al fin y al cabo, esa era la única expectativa de la excursión, algo que me habían recomendado).

mirador de assilah

Las dos chicas, tangerinas, vinieron conmigo.  Charlábamos a medias en un francés algo trabado pero, más o menos, lográbamos comprendernos. Terminamos por sentarnos en un restaurante, ni siquiera miré los precios y allí, ya sentada y ellas "no queriendo nada" porque era muy caro me recomendaron los mejores (y más caros) platos. No sé qué se piensan, cómo si yo pudiese ahora pagarme una mariscada. Pedí algo barato, un poco de lenguado, y ante mi pregunta (quizás demasiado insitente pero el problema del idioma era evidente) de si no comían nada pidieron sardinas, el plato de pescado más barato de la carta. Cuando sirvieron sus platos, muy abundantes, y reían con muchas ganas mientras hablaban rápido árabe (lo digo cómo si hubiese entendido algo si lo hubiesen hablado lento), recordé que estaba en Marruecos, turismo caracterizado por ser algo engañado. Y me dije ya está, hoy pagas tú todos los platos.  Quién sabe, quizás te has expresado de alguna forma que para ellos significa que estás invitando. Asumí mi error y me insté a disfrutar el plato. Compartimos, hablamos y, sobre todo, comimos.  Todo estaba muy rico. Cuando pidieron la cuenta se adelantaron a pagar sus platos y vislumbré un poco de pena, como disculpándose por no poder hacerse cargo del mío. Resulta que no, que una vez más los prejuicios pudieron conmigo.

asi

Fuimos a la playa, donde (después de comer) se hincharon a caracoles. No son muy lo mío y aunque por curiosidad los probé, me bastó uno para saber que no quería ni uno más. Volvimos juntas a Tánger, después de despedirnos, pues no nos entendimos y pensaban que me quedaba en Assilah. Y fue cuando volvimos en el autobús que os contaba. Allí, un chico no dejó de atosigar a una de las chicas y yo miraba por la ventana porque no me enteraba de nada. El autobús entero se reía a carcajadas. Ya en tierra, lejos de ese raro flirteo que no entendía, me enteré que aquel chico hablaba de casarse conmigo. (Nunca sé porqué se infravalora tanto la ignorancia ¿No es bonita?)

Con esta experiencia aprendí muchas cosas, sobretodo que no es lo mismo viajar sola que viajar solo en Marruecos. Afortunadamente, las viajeras en Marruecos tenemos un 50% de la población con muchas ganas de interactuar con nosotras, sin esperar nada a cambio.

 

 

TETUÁN: PROTECTORADO, BLANCO Y EL HOTEL ÁFRICA

Llegué a Tetuán sentada al lado de una chica que me presentó (fotográficamente) a todas sus amigas y a su prometido. Me decía sus nombres, sus hijos y hasta sus trabajos. Creo que me enseñó más de 100 fotos. Apenas hablaba francés, pero poco le importaba. Hablaba alto, también por teléfono, y terminó por ponerse enferma lanzándose agua por toda la cara.

Tetuán te recibe en lo alto, frente a unas montañas preciosas y una cuesta bastante impresionante. En mi subida, y algo perdida, entré en una farmacia donde la farmacéutica me contestó en un perfecto español. Me guió un poco pero ya a mitad de camino apareció un señor que hablaba español y me habló del Hotel África. Sonándome de haberlo leído en internet pero habiéndome parecido un poquito caro seguí sus pasos. Si no me gustaba, al menos estaría ya allí.

alrededores de tanger

- ¡BIEEENVENIDA AL HOTEL ÁFRICAAAA! - Me gritó Nor a mi llegada - ¿Quieres un té? - Bueno, veamos a qué precio me pones la habitación... - ¡Tranquiiiila! El té es gratis y si luego te gusta, te quedas. Además, si quieres te invito a comer a las 15:30 cuando acaben los trabajadores arriba. - ¿A la mañana trabajan? - No, sólo a partir de las 10 y media, mis huéspedes son reyes, con desayuno te la dejo en 80 ¿te quedas? - ¡Con esa propuesta me quedo!

Escuchando al señor que me trajo hasta allí, y debido a un medio sentimiento de deber (que no debí escuchar), acepté una pequeña ruta por la medina de una hora a cambio de 25 dirhams. Seguramente haya sido el mayor error viajero en Marruecos hasta el momento. Con prisa, sin detalles y con muchas ganas de venderme cualquier cosa me dio una vuelta por la medina y me llevo hasta la oficina de Turismo. Total: 35 minutos. Algo enfadada le dediqué unas palabras, a lo que me respondió alabando su paseo. Le di 20 dirhams y le dejé ahí (o fue él quién me dejó, no lo sé).

En el hotel conocí a Wang, una chica de Hong Kong que también viajaba sola y que, sin entender nada, disfrutaba mucho de todo. También ella fue invitada a comer (aunque pagó algo más cara la noche al reservarla por Booking) y, juntas, comimos de un mismo plato con los trabajadores de la obra. Apenas nos entendíamos, ellos no hablaban inglés y nosotras nada de árabe pero, sin saber cómo, nos comunicábamos y, sobre todo, nos reímos mucho.

comida hotel africa

Tetúan no tiene el turismo de Tánger y mucho menos el de Chefchaouen (esto lo sabría después), pero tenía el encanto de sentirte en un ambiente menos turístico, más especial. Nadie nos insistía que comprásemos nada (sólo aquel guía del que tanto me arrepentía), nadie nos  negociaba y cuando fui a comprar unos dulces en un pequeño puestecito hubo quien me regaló alguno extra y me hizo un descuento.

tetuán

Me gustó Tetúan, me sorprendió. Sus casas blancas, su muralla y su plaza central restaurada. El palacio real, que cerraba con una valla toda la plaza, bien vigilada y las horas nocturnas con mercadillos infinitos bien concurridos (y a todo grito).

Dormí genial en una habitación bien austera pero donde no existía el ruido. No se escuchaba ni un coche, ni un grito, hasta que me desperté con la lluvia que me pidió, todavía, alguna hora de cama.

Nos esperaba un desayuno completo; pan, queso, miel y un zumo natural de plátano y manzana. Una buena charla. Y esos sofás, en esa entrada, que nos atrapaba con té y tranquilidad. Ni Wang ni yo queríamos parecer salir. La curiosidad pudo y fumamos en pipa, comimos 3 dátiles para que el estómago no te falle y los completamos con cuatro hasta siete, que es el número sagrado de Alá y te protege al completo - nos contaba un Nor sonriente disfrutando de su pipa y su vaso de algo parecido a la leche (pero mucho más ácida).

hotel afrika tetuan

Y me fui de Tetúan preguntándome, como siempre, si no debería haberme quedado, al menos, un día más. Pero Chefchaouen también me llamaba.

2017-03-13T20:29:11+01:00

About the Author:

¡Hola! Soy Patricia. Viajo sola desde 2014, cuando cargando mil miedos en mi mochila dejé mi trabajo en una farmacéutica y me marché al Sudeste asiático sin billete de vuelta. Ya he recorrido sola 4 continentes. Enamorada de viajar sola, lento y a dedo, y luchando por sentirme cada vez más libre, ahora me dedico a animar a otras mujeres a hacer lo mismo siendo cabeza y manos del blog Dejarlo Todo e Irse.

One Comment

  1. olgareb at 10:17 - Reply

    uffff, a ver si me decido de una vez a ir, me encantan tus descripciones, gracias!

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