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Mi ruta de 15 días en Islandia: fiordos del oeste y Reikjavik (PARTE III)

En este último artículo os cuento los últimos días de mi ruta de 15 días en Islandia, dedicada a recorrer los menos conocidos fiordos del oeste, la península Snæfellsnes y la capital islandesa: Reykjavik.

Este artículo forma parte de un artículo triple sobre mi ruta de 15 días en Islandia, siendo este el último. Si no has leído los anteriores, puedes leerlos clicando aquí.

 "Mi ruta de 15 días en Islandia: El círculo dorado (PARTE I)" Días 1-3

"Mi ruta de 15 días en Islandia: Ring Road o carretera circular (PARTE II)" Días 4-11

fiordos del oeste islandia

RUTA DE 15 DÍAS EN ISLANDIA: FIORDOS DEL OESTE (1 día)

Día 12

Para el día 12 de nuestra ruta de 15 días en Islandia ya habíamos visitado el famoso Golden Circle o círculo dorado, habíamos dado la vuelta a la isla por la Ruta 1, y habíamos parado a dormir en Búðardalur, un pueblecito que consideramos  la puerta de los fiordos del oeste.

Como ya os conté, nos movíamos a dedo en Islandia, y teníamos nuestras dudas respecto a los fiordos del oeste. Los mismos islandeses que nos acercaron hasta allí nos avisaron del poco tránsito de la zona y de la posibilidad de quedarnos atascados en algún punto del trayecto. Aún así, ya habíamos recorrido la mayor parte de la isla a dedo y unos cuantos avisos no iban a detenernos. Al menos lo intentaríamos, aunque eso supusiese no movernos de Búðardalur en los próximos dos días.

A pesar de este arranque de "valor" tampoco quisimos ponernos demasiados objetivos  y "solo" nos  propusimos llegar hasta Látrabjarg, el destino que los islandeses nos habían recomendado fervientemente y el punto más al este de toda Islandia. El Finisterre europeo.

La mañana comenzó muy despacio. Apenas pasaban coches, los que pasaban nos hacían indicaciones de que se movían únicamente por la zona y los que no o iban llenos o ni siquiera nos miraban. Cuando comenzamos a pensar que quizás no iba a ser tan fácil como siempre me imagino en mi cabeza, el chico de la cafetería de en frente que nos veía congelarnos desde hacía más de media hora salió con dos cafés y nos los ofreció para animarnos con la tarea. Ahí fui consciente de que, quizás, tardaríamos, pero seguro llegaríamos a algún lado.

Apareció después un señor mayor islandés que había viajado por el mundo gran parte de su vida en un carguero, que nos contó divertidas historias sobre Islandia y que nos ofreció llevarnos a la otra punta de los fiordos: la reserva natural de Hornstrandir. Él nos llevaba, pero iba a una zona tan remota, que no tenía ni carreteras, y que, sinceramente, no sabía cómo podríamos volver ( ¡y mucho menos en dos días!). Lo pensamos mucho, de verdad, porque era una zona que nos había llamado mucho la atención cuando miramos unos cuantos panfletos de información, pero terminamos desechándola por lo complicado de llegar hasta allí. Ahora nos aparecía la posibilidad frente a nosotros. Tras pensarlo mucho, y maldecir un poco el tener "sólo" 15 días, declinamos la oferta porque era probable que la cosa se nos complicase demasiado.

Hornstrandir es, sin duda, uno de los puntos que visitaría de los fiordos del oeste si llevase un coche o una furgoneta y que me queda pendiente.

A partir del empujón que nos dio este señor, todo fluyó a la perfección. Vinieron entonces unas señoras islandesas que iban a recoger arándanos (los fiordos del oeste están plagados en agosto), unas chicas belgas y finalmente unos chicos suizos con los que pasaríamos los siguientes 3 días. Curiosamente, estos chicos venían de pasar 11 días aislados de todo caminando por la zona de Hornstrandir y nos confirmaron lo que ya imaginábamos, que la zona es preciosa, y muy aislada.

El camino hasta Látrabjarg es increíble. Fiordos y carreteras de piedra infinitas, campos verdes y soledad. Kilómetros y kilómetros de mar y tierra conectados, de cierta paz con sabor a aire frío. Conforme nos acercábamos a Látrabjarg (que está, realmente, lejos de todo) el color del mar en los fiordos se transformaba en aguas cristalinas, las rocas en playas de arena amarilla que, a pesar de los 8 grados, la lluvia y que nos estuviesemos congelando de frío, nos permitían transportarnos al Caribe.

playas fiordos del oeste islandia

Látrabjarg nos recibió con mucha lluvia, con olor a caca de pájaro (es famoso porque allí residen millares de aves), con el frío en el cuerpo y un paisaje impresionante. Los Cliffs of Moher irlandeses: 14 kilómetros de acantilado (que no recorrimos, en gran parte, debido a la lluvia) y 440 metros de altura.

latrabjarg fiordos del oeste

Ese mismo día, viendo que el tiempo estaba horrible para quedarse por las "profundidades" de lo fiordos del oeste y que habíamos congeniado con nuestros compañeros suizos, condujimos de vuelta el mismo camino y marchamos hacia la Península Snæfellsnes, aunque no llegaríamos a dormir allí ese día.

PENÍNSULA SNAEFELLSNES (1 día)

Día 13

El día empezó maravillosamente bien tomando un baño en una pequeña poza de aguas termales llamadas Guðrúnarlaug. Eran gratuitas y con una temperatura más que perfecta (que a momentos pecaba de caliente).

aguas termales fiordos del oeste islandia

Si te interesa (no podría entender que no lo hiciese) puedes encontrar información super valiosa sobre todas las aguas termales de Islandia en Hotpot Iceland (haz click este link).

Tras un desayuno a resguardo de la lluvia que comenzó (y no nos dejaría) abandonamos los fiordos del oeste definitivamente y retomamos el camino hacia la Península Snæfellsnes.

Poco o nada puedo contar de la península Snæfellsnes. La recorrimos entera pero la lluvia y la niebla fueron los protagonistas de este día 13 en nuestra ruta de 15 días en Islandia. Llegamos hasta Snæfellsjökull, el famoso volcán (y glaciar) en el que se inspiró Julio Verne para su "Viaje al interior de la tierra", pero debido a la niebla era difícil saber si estábamos ahí o frente al monte que tengo frente a mi casa.

fiordos del oeste vistas del volcan de julio verne

Según dicen, la península al completo merece muchísimo la pena, así que espero que cuando la visitéis tengáis mucha más suerte que nosotros.

A pesar de todo, pudimos realizar algunas paradas en las que la niebla nos permitió ver algo y disfrutamos el día conduciendo como locos sobre charcos de barro.

La lluvia sólo nos dio un pequeño respiro para poner la tienda de campaña y cenar algo de cuscús, entonces, buscando algo de resguardo (ya que el camping no tenía nada a excepción de los baños) nos tomamos una cerveza compartida en el interior del coche de los suizos, para, después, armándonos de valor, irnos a dormir a la tienda.

Si hubo una noche realmente dura en nuestro viaje de 15 días en Islandia con la tienda de campaña fue esta. El viento era tan fuerte que pasamos la noche sujetando la tienda para que el viento no se la llevase (y a nosotros con ella), y nos quedamos en el interior hasta que el agua estaba en todas partes. Después de eso y como última opción, cogí todas mis cosas intentándolas salvar de la lluvia y me encerré en el baño.

REYKJAVIK: VUELTA A LA CIVILIZACIÓN (2 DÍAS)

Días 14 y 15

Tras 14 días acampando, el mal tiempo de los dos últimos días por los fiordos del oeste y una muy mala noche en la que acabé a resguardo en un baño de un camping, creo que no hubo una mejor aliciente para seguir adelante que saber que ese día teníamos planeado llegar a Reykjavik y que allí, además, nos esperaba la reserva en una Guesthouse.

Llegar a esas cinco paredes blancas (una aprende a valorar mucho el techo), con cocina, enchufes y wifi, la cálida bienvenida del dueño y el poder cocinar mientras nos tomábamos un té caliente nos hizo sentirnos totalmente en casa. Nos alojamos en Starguesthouse, una pequeña, familiar y luminosa guesthouse a unos diez minutos del centro (todo está cerca en Reykjavik) de camas cómodas y mucho espacio en la habitación. Sinceramente, tras 14 días de acampada, frío y algo de lluvia aquello me pareció mejor que el paraíso. Si planeas acampar durante tu ruta de 15 días en Islandia te recomiendo 100% pasar los últimos dos días bajo techo para disfrutar de la ciudad (y de esos pequeños placeres).

Si lo tuyo es ir en invierno, te aviso de que planean hacer una terraza con cristalera en el techo para facilitar el ver auroras boreales desde el calorcito.

starguesthouse reykjavik

Reykjavik no parece una capital.

A veces, tenía la sensación de que ni siquiera estaba en una ciudad. Sin embargo, pese a la tranquilidad que se respira, está llena de vida, de historia y de lugares hermosos.  Reykjavik me sorprendió queriendo pasearla. Sin demasiados esquemas, prejuicios o ideas preconcebidas. Me gustó disfrutarla sin planes. Pasear su puerto, el largo paseo por la bahía, perderme entre sus coloridas casas bajas hasta llegar a su famosa escalonada iglesia o entrar a uno de sus múltiples  bares modernos donde tomarme una cerveza en su "happy hour"*.

La gente sonríe de forma pacífica, es amable y sientes la convivencia, la apertura de mente y la libertad. Es algo difícil de explicar, pero una vez estás allá, entiendes que la gente pueda quedarse a pasar un invierno. Sus edificios, esculturas y modas hablan de pasado en un lenguaje totalmente moderno. De alguna forma, todo en ella te hace pensar en el pasado sintiéndote, sin embargo, tan en el presente.

(*Una happy hour que sigue siendo cara para bolsillos que hablan en euros.)

reykjavik barco vikingo
modrjidady tradición reykjavik
iglesia reykjavik

Este artículo sobre los fiordos del oeste y Reykjavik forma parte de un artículo triple sobre mi ruta de 15 días en Islandia, siendo este el último. Si no has leído los anteriores, puedes leerlos clicando aquí.

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2017-09-17T10:03:59+01:00

About the Author:

¡Hola! Soy Patricia. Viajo sola desde 2014, cuando cargando mil miedos en mi mochila dejé mi trabajo en una farmacéutica y me marché al Sudeste asiático sin billete de vuelta. Ya he recorrido sola 4 continentes. Enamorada de viajar sola, lento y a dedo, y luchando por sentirme cada vez más libre, ahora me dedico a animar a otras mujeres a hacer lo mismo siendo cabeza y manos del blog Dejarlo Todo e Irse.

5 Comments

  1. Raul Rodríguez at 19:39 - Reply

    Muy buen artículo, faltó las temperaturas y las fechas algo importante en las decisiones de viajar para sabe que enfrentar, me animo a ir a Islandia, en bici , gracias

    • Patricia at 18:33 - Reply

      Hola Raul! Yo viajé a Islandia en agosto, bastante lluvia (poco constante) y temperaturas de 10 a 20 grados por norma general. A las noches refresca. Espero que vayas bien preparado, yo hacía dedo pero siempre me preguntaba en qué estarían pensando las que se animaban con la bicicleta. jejeje. Un abrazo y ánimo!

  2. Justo esta zona (Snaefellsnes) es lo que se nos quedó por visitar en nuestro viaje. Pero así ya tenemos 2 excusas para volver a Islandia: verla verde, y ver esa península que también se empeñó en esconderse de vosotros.
    ¡Y es que mira que es caprichosa a veces la naturaleza en Islandia! Y cómo se divierte jugueteando con los viajeros.
    Un abrazo!!

    • Patricia at 18:34 - Reply

      Ya te digo! Yo tengo que volver a Islandia para ver las auroras Boreales....! Un abrazo!

  3. […] de 15 días por Islandia y nos lo ha venido contando todo estos días. Termina con su recorrido por los fiordos del oeste y Reikjavik, toda una aventura que merece la pena […]

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