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CANTABRIA CON MIS OJOS

Este España en el maletero que estoy haciendo ha cambiado aquel concepto de Cantabria que, ya años atrás, había dejado un Camino de Santiago en el que sentí que sólo pisaba asfalto.

Cantabria es verde, tranquila y tiene, seguramente, las playas más bonitas de la Península. Quizás me apresuro a decirlo (dirán algunos) pero quizás no (me digo yo).

Playa de Langre
Mi "hotel" con terraza
Cueva de Cucabrera

Cantabria me ha atrapado un mes entre sus pueblos, tiempo que, a decir verdad, no esperaba pasar en una comunidad tan pequeña.

Planes, planes, planes, me dice mi mente, siempre caprichosa, para qué si luego el corazón hace lo que siente. Me alejaré de la playa (que ya la conozco), volvió a decir, y tiraré hacia la montaña. Conoceré el interior porque la costa, me dije a mí misma, ya la conozco.

Planes ¿para qué?

Bárcena Mayor
Bárcena Mayor, un pueblo con encanto que, quizás por no llegar caminando, no me sorprendió tanto.
El mirador de Santa Catalina, en Cicera
Cicera

Y, prometo, no sé qué pasó. Pero la realidad es que he estado dando vueltas por Cantabria unos treinta días. Sin orden aparente, conduciendo carreteras ya conducidas; por su costa, por sus montañas, por el interior y, de nuevo, otra vez vuelta a sus costas. Hasta que, en un momento, busqué (y encontré) un voluntariado en el que quedarme unos días porque, parecía, era incapaz de alejarme de esa zona.

Y oye, si hay que escuchar a las señales (que a decir verdad nunca me quedan muy claras) pues se escuchan.

San Vicente de la Barquera me volvió a enamorar (qué razón tenía Bustamante), con su montaña, su mar, su ría y acantilados, las barquitas tumbadas en la arena en la marea baja.

San Vicente de la Barquera, donde la marisma parece el reflejo de la ría

El Camino Lebaniego me conquistó con su verde, su soledad y el río Nansa, sus castaños centenarios a los que, de anchos, es imposible abrazarlos. Comillas me atrapó en un mirador que utilicé de campo base para dormir y que, creí, ningún otro lugar superaría.

El pinar de Liencres, monte Picota y la costa quebrada... qué maravilla pasear, con el viento, la lluvia y (ojalá) el sol en la cara.

Vistas desde el monte Tolio
Vistas desde monte Picota

Los valles pasiegos de Cantabria, con su niebla, sus casonas (casi todas habitadas aunque parezcan abandonadas), la ropa colgada, el mugir de las vacas y ese verde (tan polémico por una quema anual que está tan arraigada).

El peso de los sobaos en la mano. Las quesada.

Alceda y el nacimiento del río Pas. Perderme en pequeñas e inclinadas calles con el coche, sin espacio para maniobrar ni para ningún coche más.

Las cuevas rupestres, las pinturas, tan antiguas, tan bonitas, (hay tantas además de Altamira), que en ellas ni siquiera se habla de sus estalactitas y estalagmitas.

Casona en Valles Pasiegos, Cantabria
Casona en Valles Pasiegos
Nacimiento río Pas, Cantabria
Nacimiento río Pas
Neocueva de Altamira

Tenía a Santander subestimada, qué playas y qué pose tan elegante para ser, al fin y al cabo, una ciudad bastante grande.

El faro de Ajo, polémico pero bonito y que, sin duda, aparecerá este año (si no lo ha hecho ya) en todos los Instagram. Las playas, pequeñas, continuas, de aguas vivas, con sus lastras y (según los cántabros) a buena temperatura.

La felicidad que da vencer la pereza (y el frío) y darte un baño en el cantábrico.

Faro de Ajo, Cantabria
Faro de Ajo, obra de Okuda
Playa del Madero
Playa El Sable

El Pechón, punta Ballota, los ojos del diablo o el faro de los caballos. Da igual qué zona elijas porque, si es para andar por acantilados, en Cantabria tienes para un rato.

Y sí, me dejo la zona de Picos de Europa, pero ya estuve por allá el año pasado. Si no has estado, ver las montañas desde Fuente Dé es espectacular (aunque el lugar en sí parezca un poco un parque temático) y un atardecer en Refugio Jermoso es una visita que (si estás algo en forma) no puedes dejar de hacer.

Cantabria Refugio Jermoso

Cantabria ha cambiado a mis ojos. Se ha puesto guapa, hermosa y amable. Quizás el Camino del Norte no le hace justicia, quizás junio le sienta bien o quizás un coche sea necesario para recorrerla. Quizás siempre fue así y simplemente, años atrás, no supe apreciarla.

¡Aviso! Eso sí, cuidado con julio y agosto, con los domingos y festivos. San Vicente de la Barquera y Santillana del Mar (que yo haya visto) se transforman en lugares de peregrinación y, qué te puedo decir, se hace insoportable verlo, aparcar y caminar.

No puedo confirmarlo pero, siento, Cantabria será destino del año... con todo lo bueno y lo malo.

2021-07-04T09:46:07+01:00

About the Author:

¡Hola! Soy Patricia. Viajo sola desde 2014, cuando cargando mil miedos en mi mochila dejé mi trabajo en una farmacéutica y me marché al Sudeste asiático sin billete de vuelta. Ya he recorrido sola 4 continentes. Enamorada de viajar sola, lento y a dedo, y luchando por sentirme cada vez más libre, ahora me dedico a animar a otras mujeres a hacer lo mismo siendo cabeza y manos del blog Dejarlo Todo e Irse.

3 Comments

  1. Vicky at 09:02 - Reply

    Me ha encantado este post de Cantabria. Hace tiempo que fantaseo con ir unos dias. Gracias

  2. Giorgio at 19:10 - Reply

    Hace apenas un mes estaba recorriendo estas tierras. Asturias y Cantabria, simplemente fantástico.
    Ahora recorriendo tierras de Cádiz o Cái, como dicen por aquí. Este año a recorrer un poco España, que hay mucho y muy bueno por ver y comer.
    Un saludo desde el Puerto de Sta María.

  3. Ibio at 13:13 - Reply

    Menudo pedazo de repaso le has metido a Cantabria, Enhorabuena. Yo soy cántabro y conocedor y apasionado de nuestra cultura, historia y etnografía. Cantabria es pequeña en kms/2 pero si no la conoces no te das cuenta de que es mucho más grande de lo que la superficie contabiliza porque es super variada y con muchos recobecos.
    Me hubiera gustado saludarte 20 minutos, pero no todo puede ser. Yo vivo en el ámbito de los Valles Pasiegos, que veo que también has transitado, donde existe "la ruta de las cascadas", muy idílica. ¿Sabías que se llaman pasiegos por habitar el Valle del Pas y su río Pas, que proceden a su vez de la palabra latina PAX, que fue lo que les sugirió a sus descubridores?.
    Un saludo Patricia.

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