Hace ya más de un año os conté mi historia. Hablaba de alguien que, algo asustada, decidía dejar un trabajo con visión de futuro en una farmacéutica para dedicarse a viajar y escribir en un blog. Tenía vértigo, miedo a caer por intentar volar tan alto. Dudas. ¿Debo dejarlo todo por un sueño? ¿Cómo puedo hacerlo? ¿lo conseguiré? ¿Y si, después de todo, no me gusta? ¿Y si no funciona? ¿Y si fracaso?

Muchas son las personas que últimamente se ponen en contacto conmigo para recordarme que no siempre dejarlo todo implica irse, sino que, a veces, dejarlo todo significa un cambio de rumbo de 180 grados, con el que enfrentarte a lo establecido y luchar por un sueño.

Y es que, como en mi caso, muchas veces lo que más cuesta no son las horas de avión infinitas o los trotes en autobuses abarrotados, sino que lo más difícil es tomar la decisión.

Últimamente, a través del blog, he tenido la suerte de entrar en contacto con muchas personas que me escriben contándome sus sueños. Viajar, cantar, pintar, bailar... ¿Qué debería hacer? ¿Debería dejarlo todo y luchar por conseguirlo? ¿intentarlo al menos? ¿pero cómo? ¿cómo le digo a todo el mundo que no quiero vivir esa vida que otros pensaron para mí? ¿cómo me lo digo a mí misma?

No es fácil romper el cascarón. Luchar contra lo que parece que ya está escrito. Decirle a la gente que la biotecnología está muy bien, pero que no es para ti. Que tú quieres viajar, y después contarlo en un blog. No es fácil recordar que tienes sueños por cumplir, y que te gustaría conseguirlos. Que piensas apostar fuerte, apostar por ti, y que ha llegado el momento de que en tu balanza pese más el lado de la felicidad.

Quizás, si has llegado hasta aquí, es porque te preguntas si merecerá la pena. Si tanto esfuerzo, tanta hora y tanta brazada a contracorriente tendrá sus resultados. Si te saldrá bien.

Y, lamentablemente, no puedo contestarte con firmeza que obtendrás lo que buscas, que todo saldrá bien y que los sueños siempre se cumplen. Pero sí puedo afirmarte que el camino merecerá la pena. Puedo afirmarte que a lo largo del camino, te enfrentarás a nuevas situaciones, a nuevos retos y a nuevos desafíos. Que disfrutarás trabajando y que aprenderás mucho. Que celebrarás cada pequeño resultado y que lo saborearás como una victoria.

Y es que nos han acostumbrado a pensar que de los sueños es imposible vivir, que lo que te gusta hacer ha de reducirse a tu tiempo libre y que el trabajo siempre tiene que ser pesado. Aburrido.

Y hoy te escribo para contarte lo contrario.

DEJARLO TODO POR UN SUEÑO

Quiero contarte historias de gente que pensaron a contracorriente y bracearon rápido. Que no se rindieron. Personas que dejaron un trabajo para trabajar en otro, o inventárselo.

Hablando de trabajar de lo que a una le gusta, de blogs y de inventarte tu propio trabajo, alguien me contó hace poco la historia de Celeste, una chica que, aficionada al póker, decidió dejar su carrera en la empresa privada y y se centró en un blog donde dejaba constancia de sus experiencias. Este blog llamó la atención de una sala de poker y la convirtió en una de sus representantes.

También es curiosa la historia de un amigo mío mejicano al que conocí de erasmus. Como buen Erasmus (y buen mejicano) le encantaba la fiesta. Acostumbraba a decir que se pasaría la vida festejando y disfrutando. Conociendo gente continuamente. Y aunque quizás nadie hubiese pensado que podría ganarse la vida de fiesta en fiesta, él lo pensó. Y como no había nadie que montase mejores fiestas que él, decidió montar una pequeña empresa que organizase grandes fiestas. La última vez que hablé con él me comentó que el negocio no podía ir mejor, que trabajaba mucho, pero que festejaba más. Que lo pasaba bien. Y que, por supuesto, era posible vivir trabajando de lo que a uno le gusta.

Y fue una noche cerrada en Indonesia, en la falda de un volcán, cuando un ingeniero que dejó su trabajo para dedicarse a la fotografía me dio uno de los mejores consejos que recuerdo al respecto. Yo esperaba que llegase la una de la madrugada para poder comenzar el pequeño trekking que me llevaría a la cima cuando conocí a un chico turco que esperaba como yo. Como ambos estábamos solos, y algo aburridos, comenzamos a hablar. Estaba cansado y tenía frío. Llevaba ya 4 días durmiendo en condiciones infrahumanas acompañando a los mineros del azufre que trabajaban en el volcán mientras preparaba un fotodocumental sobre ellos. Yo me quedé sorprendida con su trabajo y él se sorprendió al ver los problemas que tenía yo para explicarle a qué me dedicaba.

Serás lo que quieras ser. Sólo tienes que trabajar en esa dirección. Todo el trabajo que inviertas te servirá para algo y te llevará a algún lado.

Admitió después que empezó echando fotos de hoteles por encargo y que, en este momento, su trabajo sólo le permitía viajar para seguir realizando otros trabajos. Pero era feliz. Estaba haciendo algo que le llenaba por completo y no necesitaba mucho más: su cámara, las baterías y un poquito de conexión a internet. Hoy en día, sigue viajando y publicando, cada vez más fotos, en famosos periódicos que pagan por sus fotos. Te recomiendo echar un vistazo a su trabajo aquí.

Una de las fotos de UYGAR ONDER SIMSEK publicada recientemente en el Mundo

Quizás todavía te preguntas si debes hacerlo. Si podrás vivir de ello. Si serás feliz.

Mi experiencia me dice que no será fácil. Que trabajarás mucho. Que tendrás que luchar. Que tendrás momentos malos. Pero que poniéndole corazón, luchando y siendo creativa, llegarás a algún lugar. Aunque no sepas todavía cuál. Y serás feliz.

Porque no hay nada mejor que vivir para ti.

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