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EL TURISTA BLANCO EN EL ÁFRICA NEGRA

Si he retrasado tanto la publicación de este artículo es porque siento que me voy a meter en un campo complicado en el que cada uno tendrá su opinión y en el que la mía pueda tergiversarse. Escribo sobre el turista blanco en el África negra porque un viaje por Kenia y Tanzania no puede terminar de definirse sin plasmar, de un modo u otro, este conjunto de contradicciones que estos países te provocan conforme avanza el viaje.

Así entonces, allá voy con un artículo que ya me vino a la mente en mis primeros días por Kenia y que nació de una frase que se repetía hasta la saciedad.

Promote Africa, madame, promote me.

Promueve África, señora, promuéveme

"Promote Africa, madame, promote me" me dice una señora cargada con naranjas mientras espero un matatú. Me mira a los ojos, me muestra las naranjas y, ante mí negativa, me hace un gesto con el pulgar y el índice mientras me pone una cara triste.

Un señor me señala un saco enorme de granos de maíz secos en el mercado. Ante mi curiosidad comienza a llenar una bolsa y me dice su precio. No tengo cocina donde cocinarlos, respuesta ante la cual me explica que puedo pagarlos, pero no llevármelos. "Promote Kenia, madame, promote Africa, promote me".

problemas con el visado de Kenia turista blanco en el africa negra

En Loiyangalani, el lugar más inhóspito e inhabitable que, quizás, he conocido, una señora me mira, señala mi móvil y me pide que le eche una foto a cambio de dinero. Es tentador, la señora es de la tribu turkana, tiene el cuello repleto de collares y dos grandes hojas de metal cuelgan de sus orejas. La piel seca, oscura y las arrugas profundas. Los pies descalzos, la ropa hajada, el pelo envuelto en un turbante. Hace tiempo que me prohibí a mí misma pagar por una foto y algo menos de tiempo en el que, por querer incluirme en el lugar y en la situación, dejé de tomar fotos que rompiesen los momentos. Sonreí e intenté entablar una conversación. "Promote Kenia, madame, promote Africa, promote me" y tras unos segundos se alejó de mí.

Hicimos un pequeño safari low cost con un masai joven y gracioso que, parecía, entendió que viajábamos lento y con un presupuesto pequeño. Negociamos, le pagamos por acampar en su jardín y acordamos precio (que no era bajo pues un safari nunca puede ser realmente barato) para unos tiempos algo más cortos que los habituales. Conocimos a su familia, nos tomamos un té, reímos, charlamos y tocamos (o intentamos) tocar el ukelele. Hubiera dicho que nos hicimos amigos. Al día siguiente intentó engañarnos, nos amenazó con los militares, nos pidió más dinero y recortó (todavía más) los tiempos. "Promote Kenia, my friends, promote my family". Discutimos porque no era nada de lo que habíamos hablado, nos fuimos a los gritos y enfadados. No pude soportar la tristeza, la decepción y me marché llorando.

acampando con una familia masai en Kenia
Acampando en el interior de una casa masai

Hiciésemos lo que hiciésemos, no podía sentir que creábamos amistades. No podía dejar de sentir eso de ser un turista blanco en el África negra, como si todo el mundo quisiera algo de mí.

Los niños nos saludan en Babati, un pueblo con lago de Tanzania. Nos siguen, nos saludan y tras unos segundos, sacan su mano, nos la extienden y pronuncian un claro "Money": su primera y la única palabra que saben en inglés.

Estamos en Meatu, un pueblo perdido en el norte de Tanzania. Mi hermano y yo compartimos una cerveza que celebra su cumpleaños en el pequeño bar donde hay varias personas reunidas bebiendo. Automáticamente, un señor nos pide una cerveza. Insiste, señala a la camarera y repite "Promote Africa, promote Tanzania". Poco después sería una chica la que se siente junto a nosotros, bailando, riendo y repitiendo muzungu. Señala a la señora de nuevo, a la cerveza y a ella. "Money muzungu".

Tres niñas se sientan a mí alrededor en la playa de Lindi. Como yo estoy escribiendo y ellas me miran, les dejo un papel, el boli y el lápiz que llevo conmigo y pintan durante unos segundos. Me dan los papeles y, cuando se levantan para irse, una de ellas, alargando su mano me dice "Give me my money".

dejamos tanzania

Estos son unos pocos ejemplos de algo que se (me) repitió continuamente. "El Promote Africa", el "give me my money", el ser ese muzungu al que se le puede sacar algo. Ser un turista blanco en el África negra. La barrera que (me) ha impedido siempre, al final, poder crear cualquier tipo de relación o amistad. Y en cinco meses alguna hubo ¡pero qué difícil!

El turista blanco en el África negra es visto como un posible golden fish, anglicismo que resume de forma sencilla ese pez dorado, ese promotor que muchos parecen buscar y que algunos parecen haber encontrado. El turista blanco en el África negra que viajó y terminó por solucionarle la vida a alguien parece como una leyenda urbana, como si todos hubiesen escuchado que eso le ha ocurrido antes a alguien.

problemas con el visado de Kenia
Tribu Turkana, en Kenia

Y no lo culpo ni lo juzgo. Soy consciente de mis privilegios y de mi suerte. Lo cuento porque creo que es un sentimiento constante en un turista blanco en el África negra que realiza un viaje largo y que intenta sumergirse (aunque sea un poco) en este continente. Es algo que se me hizo complicado, que me planteó muchas dudas y que me generó controversia.

Pero claro que lo entiendo.

Porque ¿qué idea va a tener una sociedad de otra que cuando visita su país durante una semana gasta lo que cualquiera de ellos gastarán en toda una vida? Ellos ven al turista que vuela desde un país lejano, se aloja en hoteles que ellos no alcanzan ni a imaginar y recorren todo su país en transporte privado, con chófer y entrando en cada uno de los parques nacionales que, saben, tienen precios prohibitivos para los extranjeros. ¿Qué puede pensar alguien que gana cuatro dólares diarios (lo que es considerado un buen sueldo) de alguien que paga más de 100 por una noche de hotel?

La actitud del turista blanco en el África negra es surrealista. Me digo, me repito. Lo ven todo pero no ven nada. No hay contacto, no hay cercanía, no hay consciencia. Se visita el país como si éste estuviese en un escaparate, romantizando la pobreza que tanto se teme cuando se siente cerca, se habla de la lentitud y la tranquilidad con un horario detallado y se repite, continuamente el Hakuna Matata, pero dentro de un plan sin fugas totalmente definido.

¿Cómo no podían entender que yo no viajaba así?

turista blanco en el africa negra

Y entonces hice un esfuerzo en mirarme a mí, porque siempre es más difícil encontrar la paja en el ojo propio. Porque a pesar de viajar con poco, de moverme como ellos o de intentar acercarme a su cultura, terminaba gastando diariamente una suma cercana a los diez euros. ¿Cómo no van a creer que yo puedo ayudarles si lo único que saben de mí es que estoy viajando durante meses por su país gastando más de lo que ellos pueden ganar en un día? Es imposible que ellos me viesen como algo diferente a un turista blanco en el África negra, porque es lo que soy, una turista en el África negra que cuando se cansa o se aburre puede volverse a su casa.

Entonces se acercaban a mí. Promote Tanzania, madame, promote Africa, promote me.

Y yo no sabía qué decir.

turista blanco en el africa negra

2020-08-16T11:32:25+01:00

About the Author:

¡Hola! Soy Patricia. Viajo sola desde 2014, cuando cargando mil miedos en mi mochila dejé mi trabajo en una farmacéutica y me marché al Sudeste asiático sin billete de vuelta. Ya he recorrido sola 4 continentes. Enamorada de viajar sola, lento y a dedo, y luchando por sentirme cada vez más libre, ahora me dedico a animar a otras mujeres a hacer lo mismo siendo cabeza y manos del blog Dejarlo Todo e Irse.

2 Comments

  1. Alicia at 10:00 - Reply

    Me ha gustado mucho, solo he estado en África 3 veces.
    Pero hay algo que no soporto en los blogs de viajeras solitarias, que me encanta seguir y sigo a muchas, y es que en muchos viajes no vais solas, como este de la cerveza con tu hermano. Podríais tener el detalle de indicar aquellos viajes que hacéis acompañadas y no mostrarlos como una aventura en solitario más. No eres la única viajera en solitario a quien se lo comento.
    Enhorabuena por tu blog. Te sigo.

  2. Raúl at 18:25 - Reply

    Muy triste pero muy real, sin haber estado en Kenia o Tanzania me he encontrado situaciones que también me han hecho reflexionar sobre la experiencia que estaba viviendo. Por desgracia estamos en puntos distintos de la pirámide de Maslow, para nosotros es ocio, para ellos subsistir.

    Lo siento si me equivoco, pero por tu escrito creo que también aprendiste una lección muy importante en este viaje, aunque no fuera la que esperabas.

    Me ha gustado leer tu post, saludos viajeros.

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