La selva Taman Negara me brindó tres inolvidables días en el corazón de Malasia. Caminé por las pasarelas entre árboles más largas del mundo a 45 metros de altura y, ya el segundo día, me lancé a la aventura de realizar un trekking por libre en Taman Negara, pasando una noche en un de sus escondites en mitad de la selva.

En apenas unas horas había cambiado las paradisíacas islas Perenthian por adentrarme en la selva más grande de Malasia, el parque nacional de Taman Negara. La humedad, el color verde y la cantidad de actividades y opciones que ofrecía mi nuevo destino prometía una estancia interesante.

El puerto de las islas Perenthian es muy turístico y hay muchas personas "a la caza" del turista para que compres sus productos. Mi intención inicial era tomar el tren de la selva, del que todo el mundo habla maravillas, pero "casualmente" nadie sabía nada al respecto. En esos momentos, compartía experiencia con una chica holandesa que andaba más justa de días y, como casi siempre, nos pudieron las prisas. En vez de intentar indagar más sobre el tren, cedí, y buscamos un autobús que nos llevase hasta Kuala Tahan, el pueblo que se encuentra a las puertas de la selva. Pagamos la turistada, el precio del billete se elevó bastante en comparación con el precio medio (y eso que regateamos), y un autobús nos llevó hasta allá.*

Nada impresiona del pequeño pueblo que te recibe. Apenas unas casas colocadas en un camino, y una pequeña plaza con una información turística y una pequeña tienda que parece vender de todo (y de nada). Pero, frente a ti, encuentras una terraza con unas vistas a un enorme río marrón y detrás, selva. Pura selva.

Con mi compañera, decidimos tomar el tour Canopy Walk. Ella no se anima a que lo hagamos solas y, como nos llevábamos bien, decido hacerlo con ella. Algo de lo que me arrepentiría desde el primer momento. El paseo de las pasarelas (canopy walk) está totalmente marcado y es muy turístico por lo que en ningún momento paseábamos solas. Mirando el lado bueno de las cosas, aprendimos mucho sobre algunas de las plantas y árboles de la selva e incluso vimos varios monos saltando de un lado a otro de los árboles, pero de volver a ir, lo haría en solitario.**

Las pasarelas, algunas a 45 metros de altura, son las más largas del mundo con un total de 510 metros de recorrido. La verdad que pasearte entre los árboles, con el zarandeo de la pasarela, y a esa altura, es bastante  impresionante.

Pero a mí se me había metido en la cabeza algo más ambicioso. Algo que tenía forma de reto personal: quería hacer un trekking por libre en Taman Negara y dormir en uno de sus escondites para observación de la fauna***. Busqué mucho, leí, y nada parecía traerme buenas noticias. Sin embargo, seguía en mis trece. Quería hacerlo, pero no quería hacerlo sola.

Y ahí aparecieron ellos; una pareja chilena a la que fue muy fácil querer nada más conocernos. Ellos también querían hacer un trekking por libre en Taman Negara y les apasionó (al mismo tiempo que atemorizó) la idea de dormir en un escondite en mitad de la selva en el mismo momento que les contaba la idea.

Ellos me presentaron a una pareja de neoyorkinos que también estaban interesados y así, de rápido y fácil, ya tenía un grupo con el que hacer un trekking por libre en Taman Negara. Y es que viajar en solitario no quiere decir viajar sola.

Y aunque en la cabaña de información nos dieron un mapa muy útil, muy clarito y muy simplificado... era, sin duda, ¡demasiado simple!

Finalmente, y por eso de ser 5, conseguimos recaudar algo de información hasta hacernos con este mapa del tesoro... un mapa que pasa de boca en boca, de libreta en libreta, y que hoy comparto con vosotros por si viajáis hasta allí y queréis realizar un trekking por libre en Taman Negara.

Por la información, la dificultad (media-baja) y el tiempo que teníamos para invertir en el trekking por libre en Taman Negara (2 días), decidimos la ruta. El lugar de inicio estaba claro, Kuala Trenggan, hasta donde llegaríamos en barco. Si todo salía bien, al final del día, como destino llegaríamos hasta un pequeño escondite llamado Cegar Anjing, que todavía contaba con plazas libres.

Sabiendo el inicio y el final, sólo nos quedaba no equivocarnos en el resto. Estábamos nerviosos, algo asustados y muy emocionados ¡comenzaba nuestra aventura con nuestro pequeño mapa del tesoro!

Aquí mi maravilloso mapa. A pesar de que la intuición te lleva a continuar recto, debes girar a la izquierda en un (muy) pequeño "puente" de madera. Tras unos 500 metros hay una intersección. Hay que tomar el camino de la derecha que está marcado de amarillo. Tomando el camino de la izquierda también se llega a Kuala Tahan tras 9 Km pero es una ruta más complicada. Tras cruzar un río (el agua alcanza hasta la rodilla), la vía pasa a ser de color roja.

Hasta Kuala Trenggan llegamos en barco****, un paseo que ya sin duda merece la pena. Una vez allá, nos preparamos para las sanguijuelas (calcetines altos por fuera de los pantalones), nos pusimos la mochila al hombro y nos preparamos para una posible lluvia o pérdida.

La caminata se desenvolvió sin inconvenientes. No es especialmente dura pero el calor y la humedad nos jugaron una mala pasada y en ocasiones nos sentimos realmente cansados. A pesar de la sencillez del mapa, no necesitamos mucho más. Las sanguijuelas se mantuvieron a ralla con nuestro sistema de calcetines y sólo uno de nosotros, el neoyorkino George, fue mordido por una de ellas.

En un momento dado, nos cruzamos con un cartel que avisa al turista de no cruzar a esa parte de la selva (¡de la que nosotros venimos!) sin un guía. Creo que el cartel llegó demasiado tarde...

En un momento dado, un cartel nos indicó que nuestro escondite para esa noche, Cegar Anjing, se encuentraba a escasos metros... ¡pero teníamos que cruzar el río! El agua viene con fuerza y nos llegaba hasta el muslo, pero con ciudado conseguimos salvar las mochilas del agua y cruzar al otro lado.

Según el cartel estábamos a menos de 500 metros de nuestro escondite donde pasaríamos la noche. El calor, el sudor y el cansancio nos incitaban a darnos un baño en el río antes de llegar al escondite. Los barquitos llenos de turistas cruzaban a nuestro lado sonrientes (y sorprendidos) y eso nos hizo conscientes de que, al fin y al cabo, no estábamos tan lejos de Kuala Tahan.

El escondite nos sorprendió. En el fondo, creo que los cinco nos habíamos imaginado un hueco, frío y húmedo, bajo tierra, donde pasaríamos la noche. Por contra, el escondite es una casa de dos pisos, con baños, y unas literas que pueden unirse y separase a tu antojo. ¿Lo más sorprendente? Una ventana rectangular sin cristales que ocupaba todo lo largo de la pared dando a un claro en el interior de la selva. Un lugar perfecto para observar la fauna nocturna de la selva.

Al escondite llega una pareja más de estadounidenses y una pareja de chicas francesas con un guía que quieren, a toda costa, observar los animales. Mala suerte para ellas, ya que la única fauna que pudimos observar fueron unas arañas (gigantes y peludas) que se pasearon por nuestra habitación hasta que el guía, provisto de una escoba y una pala, lanzó fuera de nuestro dormitorio. ¡Suerte que llevaba mi mosquitera, a modo de caparazón indestructible y pude dormir tranquila sin preocupaciones de arañas ni mosquitos...! Mis compañeros de aventuras no pudieron decir lo mismo, y confesaron a la mañana siguiente que pasaron una noche algo inquieta, sintiendo cosquillas por el cuerpo que no existían y soñando con arañas peludas a los pies de su cama.

Al día siguiente, tras una hora caminando y poniendo fin así a nuestra aventura, llegamos de nuevo a Kuala Tahan. Sucios, cansados, pero sobre todo, muy contentos por haberlo realizado. Una experiencia increíble.

 *Si quieres ahorrar gastos, y darle un poco de emoción al viaje, pregunta, sal del puerto y busca un autobús hacia Jerantut. Allá tendrás que cambiar de autobús hasta Kuala Tahan.

Una vez allá, pese a lo pequeño que es el pueblo, hay cantidad de hostales y hoteles con diferentes precios y comodidades, aunque te aviso de que no es fácil encontrar wifi ni cajeros automáticos.

** La excursión de Canopy walk cuesta 40 RM (10 euros), mientras que si lo haces en solitario te sale por 7 RM (1'75), pagando 5 RM por el acceso a las pasarelas y 1RM para tomar el barco que cruza el río en cada sentido. 

Tienes que tener en cuenta que, lo hagas por libre o con excursión, deberás pagar 1RM para entrar en el parque y 5 por cada cámara de fotos. 

*** El escondite se reserva en el punto de información y cuesta 5 RM (1'25 euros)

****El barco costó 125RM. 25 RM por persona (6'25 euros) y puedes contratarlo en el mismo puerto en el momento.