¿Te has preguntado alguna vez cómo ganar a un alemán a beber cerveza? Lo sé, suena imposible. Y es que cuando nosotros estábamos aprendiendo a beber leche en el biberón, ellos ya empezaban a beber cerveza para niños, y cuando nosotros alucinábamos con el Tang de naranja ellos ya bebían todos los culillos de los vasos de cerveza de sus padres. No, una estirpe que bebe zuritos nunca podrá ganar a otra que presume de beber medios litros de un suspiro.

Seguro que estáis pensando que no puede ser cierto, que nunca he ganado a un alemán a beber cerveza porque eso, eso es imposible. Y sin embargo, hubo un día en el que gané.

Y la culpa de todo, la tuvo el Flunkyball.

Ahí estábamos nosotros, en un festival del norte de Alemania por el que habíamos pagado más de lo que podíamos pagar. Era el segundo día, apenas habíamos abierto los ojos, comido algo que cocinamos en unas ollas que tiraban de camping gas, y abierto nuestra primera lata de cerveza. La compartíamos, para empezar despacio, pues el día era largo y la noche todavía más.

Os avisé de que el Paint se me daba muy bien

Paso #1 Selección de los jugadores

Y entonces, llegaron ellos. Con sus latas de cervezas gigantes, con sus grandes cuerpos y con su ya empezada borrachera. Y eran muchos. Muchos.

Supongo que les hicimos gracia y, demostrándonos que el arte de disimulo se nos daba bastante mal, nos preguntaron si queríamos jugar. Las excusas de que no teníamos apenas cerveza y que nos acabábamos de despertar no funcionaron. Riéndo a carcajadas señalaron sus cervezas y nos mostraron la pelota.

Y ellos mismos fueron quienes eligieron a sus contrincantes: las 6 chicas del grupo.

Paso #2 Preparación del juego

Mientras nosotras estirábamos... Es broma, nosotras seguíamos perplejas y riéndonos como si eso no tuviese nada que ver con nosotrasEllos colocaron seis latas de cerveza en un lado, y seis latas de cerveza en el otro lado. Entre ambos equipos, a unos 5 metros de cada uno, una botella vacía.

Y nos llamaron al juego.

Paso #3 Explicación de las reglas

 El juego es complicado de entender, sobre todo cuando te lo explican seis alemanes, muy majos, sí, pero borrachos. Entonces, lo que hicimos fue deducir las normas.

Un equipo empieza tirando la pelota hacia la botella. Si la botella cae, el equipo que ha tirado la botella puede beber de su lata de cerveza hasta que el otro equipo ha colocado la botella de nuevo en su lugar y vuelven a sus puestos. Si no tiran la botella, no pasa nada. Ahora el otro equipo será quién pruebe suerte con la pelota.

Fácil ¿no?

Paso #4 Aceptación de la realidad

Cuando vimos que la cosa iba en serio, nos levantamos, y nos pusimos en nuestras plazas. Fue entonces, y sólo entonces, cuando nos fijamos en nuestros contrincantes.  Grandes, rubios, y con pinta de haber bebido mucha cerveza a lo largo de su vida.

Podía haber sido él. Adorable ¿no? Pero la realidad se parecía un poco más a algo así:

Paso #5 Que empiece el juego

Como buenos alemanes nos dejaron el primer saque.

Y empezó el juego.

Mi amiga tira la pelota, con tal buena suerte que le da a la botella y empezamos a beber.

Una vez la botella está de nuevo colacada y nuestros contrincantes alemanes en su lugar, al grito de "FERTIG!" paramos de beber.

Es su turno, y el hecho de que ellos hayan hecho ya unas rondas previas a la competición se nota. Nuestros amigos alemanes no aciertan con la botella, y eso nos favorece.

Eso sí, cuando aciertan dan un buen repaso a su lata.

La constancia, la rapidez y una mejor puntería hacen que acabemos mucho antes las cervezas que nuestros compañeros, alzandonos así con la victoria.

Y así fue como me alcé con el título de la española más alemana de toda Alemania...

¡Que no! Así fue como gané a un alemán (a 6 mejor dicho), bebí medio litro de cerveza por la patilla y aprendí a jugar al Flunkyball.

Por si después de mi gran explicación todavía no habéis entendido cómo va esto del Flunkyball, aquí os dejo un video "muy pro" hecho por alemanes sobre el Flunkyball.

¡Espero que os guste! Y espero que en la próxima fiesta me propongáis jugar uno... ¡pero avisadme para que estire antes!