Berlín es una ciudad con miles de restaurantes y donde cada esquina huele a Kebab, pizza y otras delicias ante un estómago hambriento. Ahí donde tienes una pizzería puedes encontrar un tailandés y a su lado un restaurante japonés. Y lo mejor de todo es que muchas veces es posible cenar algo típico de Berlín por menos de 5 euros. ¿Quieres los mejores dos ejemplos?

Cuando tu bolsillo tiembla, cenar fuera de casa parece todo un problema. Pero no nos preocupemos demasiado, ya que si algo bueno que tiene Berlín (otra cosa más) es que los precios de la comida son relativamente baratos. Buscando un poco (y huyendo de los sitios totalmente turísticos) es posible cenar por 5 euros incluyendo la bebida. Eso sí, que se abstengan los sibaritas de servilleta de tela y cubierto de plata (o simplemente de cubierto...). Los dos lugares que hoy os presento es un dos en uno ya que os permitirán cenar algo típico de Berlín por menos de 5 euros.

Los visitantes esporádicos de Berlín siempre quieren comer algo típico. Como si eso fuese lo más sencillo. Y la realidad es que Berlín no es una ciudad muy gastronómica. Lo que en otros lados se conoce como comida típica aquí no existe. Encontrarás los platos típicos de Baviera, de Baden- Wuttemberg, de España y de China, pero si buscas una comida típica de Berlín elaborada seguramente te sientas decepcionado.

No soy una gran enamorada de las currywurst, pero sí sé donde se hacen los mejores. O, al menos, eso dicen. El Imbiss Curry 36 (que apenas cuenta con unas pocas mesas en su exterior, y carece de sillas) siempre tiene una fila esperando a ser servida. Se encuentra en Mehringdamm, por supuesto, en el número 36.

Yo, que como ya sabéis soy una apasionada de los kebab, tengo que admitir que si estoy por la zona soy incapaz de rechazar un kebab cocinado en el Mustafas Gemüse Kebap, que se encuentra a pocos metros del currywurst ya mencionado (justo a la salida de la parada UMehringdamm). No conozco a nadie que no hable delicias de esos Kebabs. Y la prueba es que, sea la fecha del año que sea, siempre tiene una fila interminable de gente esperando.

Cuando lo comí por primera vez era diciembre, o enero (una ya se olvida) y, pese a pensar que nada en el mundo podía merecer pasar ese frío, ese kebab lo merece. Lo que no es tan agradable es comérselo en la calle, de pie y a menos 10 grados (ya que es un puesto callejero) pero el Kebab ¡está riquísimo!

 Así que ya sabéis; visita obligada. Eso sí, elegíd mejor que yo las fechas y podréis disfrutarlo de verdad.